Precisamente estas fueron algunas de las irregularidades que la Secretaría Distrital de Salud (SDS) encontró en el 60 por ciento de los 210 centros geriátricos que inspeccionó en la ciudad, en el último año.
Por esas anomalías, la Secretaría selló definitivamente dos hogares ubicados en el barrio Las Cruces, y ordenó la suspensión temporal de otros dos en Suba.
Los casos podrían ser muchos más, si se tiene en cuenta que estas instituciones presentan un problema mayor: están fuera de control. Operan 'sin Dios y sin ley', porque no están debidamente regulados. Sólo tienen la obligación de inscribirse en la SDS, si prestan servicios de salud. Aunque como establecimientos, deben registrarse en la Cámara de Comercio de Bogotá. Pero esto poco se cumple."No hay una norma que fije las condiciones mínimas para que estos centros funcionen y garanticen el cuidado de esta población. Si las instituciones no incluyen el componente salud, quedan al garete", afirma la concejal peñalosista Gilma Jiménez.

De ahí que en la Secretaría de Salud apenas estén registrados 250 centros para ancianos y la mayoría funcionan en Suba, Barrios Unidos y Ciudad Bolívar. Pero se calcula que hay más de 500 en la ciudad. Jiménez agrega que "por falta de control, cualquier persona arrienda una casa para tres viejitos sin tener en cuenta alimentación, personal ni médicos requeridos. Los familiares no se enteran, porque muchos han buscado los ancianatos para encerrarlos".

La coordinadora del programa de la tercera edad de la SDS, Sandra González, opina que hoy esos centros se abren más por negocio. Porque un hogar geriátrico puede costar entre un millón y dos millones y medio de pesos mensuales. Aunque pueden encontrarse tarifas de 200.000 pesos, en estratos 1, 2 y 3. "Se debe tener cuidado porque algunos centros inscriben unos servicios, y en realidad prestan otros y eso es lo que debe la ciudadanía denunciar", dice el secretario de Salud, Héctor Zambrano. "Hay hogares que no cumplen con su función y perjudican a los que actuamos legal y responsablemente", se queja Víctor Manuel Romero, administrador del Hogar Sagrada Familia, uno de los mejor calificados por la SDS. Para 'meter' en cintura estos centros, los concejales Carlos Alberto Baena y Jiménez tramitan en el Concejo de Bogotá un proyecto de Acuerdo que los reglamenta. De aprobarse, estas instituciones tendrían que sacar una licencia de funcionamiento en el Departamento de Bienestar Social del Distrito. También les exigirían personal capacitado en salud, en el trato y en el cuidado del adulto mayor.
Normas que no se cumplen

Un 40 por ciento de los 210 hogares geriátricos visitados por la Secretaría de Salud, alimentaban mal a los ancianos: a punta de papa, yuca y pasta mal cocidos, o sopas 'aguadas'. Varios centros no cumplían con la obligación de tener un baño por cada cinco residentes, pasamanos en escaleras y duchas, y timbres en baños y cuartos para usar en caso de emergencia. En 60 por ciento de los casos, no tenían personal de salud para atender a los abuelitos.