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Las Arrugas Están de Moda: Las Modelos de la Tercera Edad

 

EFE

España

2 de mayo, 2006


 

 

 

Getty Images
(N. Asfouri/GettyImages) Irene Sinclair se convirtió a los 96 años en el nuevo rostro del jabón Dove.


Las personas de la tercera edad son un importante sector de la población mundial y cada vez tienen más representantes dentro de la publicidad. Para darle la oportunidad a las personas de la tercera de verse representadas en los anuncios de publicidad, muchas firmas han complementado a la modelo joven y curvilíena con la mujer mayor, orgullosa de sus arrugas.

A sus 74 años, Françoise de Staël, modelo y abuela, desfila para el estilista John Galliano y aparece en paneles publicitarios del metro parisino para destacar las cualidades de un agua mineral. 

Con su cabello blanco y todas sus arrugas, forma parte de un número creciente de modelos contratadas para hacer la publicidad o reflejar la realidad de una población que envejece. "La sociedad ha cambiado, nos hemos hecho más viejos y las personas de la tercera edad también necesitan y desean verse representados en la publicidad", estima Sylvie Fabrégon, que el año pasado creó en París una agencia de modelos mayores de 60 años.

Ahora dispone de más de 600 nombres en su fichero y las peticiones le llueven de todos los sectores.

En una sociedad en que las mujeres se aplican en el rostro cremas de noche y de día, y se tiñen el cabello hasta en edad avanzada, Unilever decidió saltar el tabú y celebrar abiertamente las arrugas de la piel. Ya antes lo habían hecho las textileras, con el modisto español Adolfo Domínguez.

Unilever decidió saltar el tabú y celebrar abiertamente las arrugas de la piel. Ya antes lo habían hecho las textileras, con el modisto español Adolfo Domínguez.

El año pasado, Irene Sinclair se convirtió a los 96 años en el nuevo rostro del jabón Dove (de Unilever) en las paredes de Londres, Nueva York y París. Llevaba un echarpe con la inscripción muy visible: "¿Arrugas? Magnífico".

"Nunca me encontré bella a lo largo de mi vida, pero ahora sí. Porque envejezco con gracia", comenta.

Para Françoise de Staël, de bellas y regulares facciones, envejecer es también cuestión de actitud. "Las arrugas reflejan tu vida y tu personalidad", dice durante una entrevista en la agencia para la que trabaja y donde el teléfono no para de sonar.

"No puedo decir que esté orgullosa de ellas, pero están ahí. Es un proceso irreversible y una vez que lo aceptas, te sientes mejor contigo misma", explica.

A la edad de 68 años, tuvo que buscar trabajo después de haber sido modelo y de haber estado inactiva durante 20 años. "Seguiré trabajando mientras pueda", dice, aunque las largas jornadas de casting y de sesiones fotográficas sean a veces agotadoras.

Prefiere seguir activa porque cree que es bueno para la moral. Abuela de cuatro nietos, recibió hace poco una propuesta para posar desnuda, pero la rechazó.

"Hemos pasado del baby-boom al daddy-boom", estimaba el sociólogo Serge Chaumier en una conferencia organizada por el portal cibernético de encuentros match.com.

Las personas mayores de 60 años representaban 21% de la población francesa en 2005, proporción que debería duplicarse de aquí a 2050, y los mayores de 65 años deberían representar 10% de la población mundial en 25 años.

Además, los "seniores" constituyen en las sociedades occidentales un grupo creciente de consumidores con buenos ingresos.


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