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Guatemala Envejece de Mala Manera

Por Luis Cordón León, Siglo Veintiuno

El 6 de marzo de 2008

Guatemala

Más del 70% de los adultos mayores sobrevive en condiciones de pobreza.
Hay sucesos importantes que por ocurrir de forma gradual no siempre son visibles para la mayoría. Uno de estos es el que cada día hay más gente vieja en nuestras comunidades; más adultos mayores. Casi un millón de guatemaltecos tiene ahora 60 años o más, y como sociedad no sabemos de qué manera enfrentar los cambios que dicho fenómeno genera. ¿Cómo, entonces, lo haremos dentro de 15 años, cuando seamos al menos dos millones y medio?

En este momento más del 70% de los adultos mayores guatemaltecos sobreviven en condiciones de pobreza, y de ellos la mitad en pobreza extrema, es decir, que no consiguen lo indispensable para garantizar su supervivencia individual a corto plazo.

La causa más patente de ello resulta ser que 9 de cada 10 no perciben ingresos por trabajo ni por pensión, lo cual lo explica cuantitativamente, ya que sin ingresos económicos en un país como este no se tiene acceso a la salud ni a la comida, mucho menos a la vivienda y al vestido. Como sociedad estamos tratando que nuestros viejos mueran pronto, o por negligencia estamos permitiendo que ello ocurra, que no es lo mismo pero es igual, como diría Silvio Rodríguez.

Si echamos un vistazo hacia el futuro, veremos que cuando los adultos mayores seamos el 14% en lugar del 7% como son hoy, la enclenque seguridad social que conocemos habrá desaparecido, estrangulada por el envejecimiento poblacional y por la nueva filosofía del sistema, que decidió incluir, ante nuestra inexplicable tolerancia, las indemnizaciones laborales y las pensiones por jubilación entre los costos a eliminar.

Se nos compra a las personas, cuando así conviene, la "fuerza de producción" como si ésta fuera sólo una mercancía, otro recurso renovable y por lo tanto desechable; tanto como resulta serlo cuando dejamos de ser "útiles y productivos", el envase corporal que nos contiene, con la enorme ventaja de que resultamos ser biodegradables.

Quizá esta información pueda parecerle una exageración a muchos, o una cavilación ficticia a otros, pero por desdicha no lo es. Que prefiramos ignorarlo es otra cosa. Las principales enfermedades que hacen sucumbir a los adultos mayores guatemaltecos son prevenibles, y están relacionadas con la pobreza y el hambre, principalmente en las comunidades rurales donde radica la mayoría. Curiosamente son las mismas enfermedades que afectan, en similar distribución geográfica, a nuestros niños menores de 5 años, donde 7 de cada 10 sufren algún grado de desnutrición.

¿Qué debiéramos hacer entonces, en caso de querer hacer algo? Quizá debiéramos empezar por inducir al Gobierno, como administrador de los bienes públicos y garante de los derechos humanos individuales y colectivos, a que investigue y determine cuáles son en realidad las condiciones que enmarcan el envejecimiento poblacional en nuestro país, y a partir de ahí, citar a los diferentes actores sociales para definir una política de Estado que permita enfrentar el fenómeno de manera integral y congruente con nuestro contexto y necesidades.

Es evidente que con acciones aisladas, parciales, asistencialistas y cosméticas, como las que se han tomado hasta ahora, no vamos a solucionar nada, y en cambio cada vez iremos alejando más la posibilidad de lograrlo. 


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