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Brasil: el joven país envejece


Por Patricia Knebel para Infosurhoy.com

 

Febrero 23 de 2011

 

Brasil

PORTO ALEGRE, Brasil – La nación descubierta por los portugueses hace 511 años está envejeciendo.

La población de adultos mayores de Brasil alcanzó los 21 millones en 2009, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE). Entre 1999 y 2009, el número de habitantes del país mayores de 60 años creció de 9,1% a 11,3%.

Para el 2050, se estima que al menos el 30% de la población brasileña tendrá más de 60 años y la esperanza de vida alcanzará los 81 años, según el estudio “Proyecciones de la población brasileña, según sexo y edad: 1980-2050” publicada por IBGE.

La población de adultos mayores está creciendo a casi el triple de la tasa de población total de Brasil, según la Encuesta Nacional por Muestra de Domicilio. (PNAD – 2009).

El IBGE explica el giro en el promedio de edad de los brasileños con una simple fórmula: una caída en el número de nacimientos anuales desde 1960, junto con los avances de la medicina que aumentan la esperanza de vida, disminuyendo así la tasa de mortalidad.

Pero el envejecimiento del llamado “país del futuro” presenta nuevos desafíos para el gobierno brasileño.

“Si las instituciones públicas y privadas no toman medidas para ofrecer instalaciones para los ancianos, vamos a tener un déficit que podría afectar negativamente el crecimiento y desarrollo del país”, señala Alfredo Meneghetti, economista de la Fundación de Economía y Estadística (FEE) y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul (PUC-RS).

Ampliación de los derechos de los adultos mayores

La aprobación en el 2003 del Estatuto de los Ciudadanos Ancianos amplió los derechos de los ciudadanos mayores de 60 años, garantizándoles tratamiento preferencial en el Sistema Único de Salud de Brasil, así como también medicamentos gratuitos.

El envejecimiento en la población brasileña trae consecuencias aparejadas a ser abordadas, como por ejemplo la necesidad de los ancianos de poder generar ingresos, señala Meneghetti.

Dos de cada tres brasileños jubilados reingresan a la fuerza de trabajo ya que los ingresos de sus jubilaciones no son suficientes, añade.

En 2009, 6.362.000 brasileños mayores de 60 años estaban trabajando, lo cual representa un aumento del 36% en comparación con el 2001, según PNAD.

Una de ellas es, Deli Domingues, quien cumple 65 años en abril.

Durante 27 años, Deli trabajó como radiografista en un hospital en la ciudad de Passo Fundo, en el estado de Rio Grande do Sul. Luego se separó de su marido, se mudó a otra ciudad, y tuvo que recomenzar su vida a los 50 años.

“Dejé mi ciudad jubilada, pero tuve que buscar una fuente alternativa de ingresos”, señala. “Pago el alquiler, cuido a mi hermana mayor y casi nunca me tomo vacaciones”.

Deli es masajista terapéutica en Bento Gonçalves, la ciudad donde vive en Rio Grande do Sul. Le gusta tanto el trabajo que aunque no precisara el dinero, no dejaría de trabajar.

“Creo que pasé toda mi vida en la profesión equivocada”, declara. “Adoro ayudar a la gente, y pese a las dificultades, estoy muy satisfecha con las cosas que hago actualmente”.

Las oportunidades se encuentran fuera del mundo empresarial

Marcelo Cuellar, reclutador para Michael Page International en Brasil, dice que las mejores oportunidades son las que se encuentran fuera del mundo empresarial.

“Estas empresas prefieren a la gente joven porque creen que tendrán más chances de hacer una carrera y permanecer con la empresa para siempre”, señala. “Aunque sabemos que esto no ocurre en la vida real, este sigue siendo el objetivo al contratar”.

Cuellar dice que los adultos mayores buscan oportunidades de empleo en áreas en las cuales puedan sentirse identificados.

“Si una persona conoce la historia de su ciudad, es gourmet o le gustan los animales, podría trabajar en turismo, crear guías turísticas o emprender su propio negocio”, plantea Cuellar.

La diferencia entre Brasil y los países europeos, e incluso con Estados Unidos, donde es más común encontrar adultos mayores trabajando en tiendas o para empresas, puede explicarse culturalmente y por la población trabajadora de mediana edad brasileña, indica Cuellar.

“Brasil tiene más gente joven y esto se ve reflejado en el mercado de trabajo”, señala.

Seguridad social protege de la pobreza al 65% de los adultos mayores brasileños

Basándose en el PNAD–2009, el Departamento Brasileño de Seguridad Social informó que el 81,73% de los ciudadanos mayores de 60 años reciben beneficios de Seguridad Social.

El aumento en el número de adultos mayores se ve reflejado directamente en la brecha de crecimiento entre los ingresos y los gastos en el sistema de Seguridad Social brasileño. En 2010, el déficit alcanzó los R$42.890 millones (US$25.680 millones).

La Seguridad Social garantiza un ingreso a los contribuyentes que dejen de trabajar debido a una enfermedad, una lesión relacionada al trabajo o por retiro; para poder calificar, los trabajadores realizan contribuciones mensuales de un porcentaje de su sueldo.

El Departamento de Seguridad Social informó que 17.764.921 personas de 60 años o más recibieron beneficios, según datos del PNAD–2009, lo cual es 500 mil más que en el PNAD–2008.

Sin los beneficios de Seguridad Social, el porcentaje de ancianos viviendo por debajo de la línea de pobreza alcanzaría el 65%, según PNAD–2009.

Brasileños de cara al futuro

El número de familias que planea ahorrar una parte de sus ingresos para la jubilación aumentó de 29% en 2008, a 44% en 2010, según un estudio realizado por Kantar Worldpanel para la Federación Local de Pensiones Privadas y Seguros de Vida (Fenaprevi).

Pero entre las familias encuestadas, solo el 4% tiene planes de pensión privadas.

“De cara a esta situación, es inevitable que los adultos mayores ingresen en el mercado informal, el cual ya representa casi el 50% del Producto Bruto Interno (PBI) del país”, señala Meneghetti. “Esto produce una reducción del empleo formal y una disminución en la recaudación de los impuestos asociados, lo cual lleva a un descenso en el índice de desarrollo económico”.

El empleo informal ha crecido entre las mujeres, particularmente aquellas mayores de 60 años. El Resumen de Indicadores Sociales (SIS – 2010) informa que 82,2% de las mujeres trabajadoras en este grupo etario no tienen contratos de trabajo formales.

La encuesta también muestra que las mujeres representan la mayor parte de la población de los 21 millones de adultos mayores en Brasil, con el 55,8%.

Escasez de servicios para la tercera edad

El Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) ha identificado deficiencias en los servicios ofrecidos a los adultos mayores en Brasil, incluyendo las instalaciones de cuidado a largo plazo, como los residenciales para ancianos.

“Una de las mayores preocupaciones sobre el envejecimiento de la población es resolver quién va a cuidar de estos individuos”, señala Solange Kanso, investigadora de IPEA. “Con la disminución en el número de integrantes por familia y la entrada de mujeres al mercado laboral, los dependientes, tanto los ancianos como los niños, terminan sin asistencia”.

La Constitución brasileña establece que es la familia, en primer lugar, la responsable del cuidado de sus mayores.

Actualmente, el 65% de los hogares de ancianos a largo plazo en Brasil son financiados por organizaciones filantrópicas, y el 6% recibe fondos públicos, de acuerdo con IPEA. Los hogares se concentran en el 30% de los municipios brasileños, lo cual deja un 70% restante sin residenciales ni hogares para ancianos.

Los adultos mayores en Brasil

  • Entre los brasileños de al menos 60 años de edad, las mujeres (55,8%) y los blancos (55,4%) representan la mayoría demográfica.

  • Alrededor del 64,1% de los ancianos son jefes de familia.

  • La tasa de educación de los ancianos brasileños se considera baja: cerca del 30,7% ha recibido menos de un año de educación.

  • Del total de la población anciana, el 12% vive con un ingreso per capita menor a la mitad del salario mínimo mensual (R$225 o US$135).

  • Cerca del 66% son jubilados.

  • Solamente el 22,6% de los mayores de 60 años declara gozar de perfecta salud.

Fuente: SIS–2010, basado en datos del PNAD–2009.


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