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Sexualidad, placer de toda la vida

 

Mario Rivas


22 de Octubre del 2008

 

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En ocasiones las personas de la tercera edad enfrentan obstáculos sociales y culturales para ejercer su sexualidad, así como cambios físicos y enfermedades que alteran sus encuentros íntimos, impedimentos temporales para los que Sexología y Medicina ofrecen alternativas comprobadas.

Hay que dejar claro que existen innumerables tabúes y prejuicios en torno a la sexualidad de las personas de la tercera edad, basados en estereotipos sociales que influyen y sugestionan al anciano; las imágenes de la abuelita tierna o el abuelito que es un niño grande, comunes en la sociedad, terminan por hacerles creer que son individuos asexuados.

Se trata de observaciones parciales o mal fundamentadas (por ejemplo, se cree que al disminuir la frecuencia de los coitos éstos terminarán desapareciendo por completo), que van de la mano a la idea de que un individuo de tercera edad se vuelve inútil. Los ancianos se tornan temerosos y retraídos, y se escudan en enfermedades que de ninguna manera afectan su desempeño sexual, con tal de evitar tensión y nerviosismo que la inseguridad les genera.

Ciertamente hay enfermedades graves, como las cardíacas y pulmonares, que afectan la salud general del individuo, pero es claro que muchos pacientes usan estos padecimientos sólo como excusa para evadir a su pareja, ya que en realidad no afectan el desempeño sexual a largo plazo.

Así, aunque en algunos individuos surge la sensación de imposibilidad y peligro para mantener relaciones luego de padecer un infarto, por ejemplo, afortunadamente la ciencia médica de hoy cuenta con una serie de recursos (medicamentos, cirugías) para hacer frente a estos males, y se sabe que uno o dos meses después de sufrirlo se puede reiniciar la actividad sexual sin peligro, y que son muy pocas las razones para indicar la abstención

No hay mal que dure
A grandes rasgos, se puede afirmar que existen enfermedades durante la etapa madura y vejez que afectan al organismo y, en consecuencia, interfieren con la respuesta sexual, como diabetes, hipertensión y padecimientos metabólicos, hormonales y del sistema nervioso, pero todas ellas pueden ser tratadas por médicos, endocrinólogos o geriatras, quienes cuentan con los recursos necesarios para hacerles frente y mejorar la forma de vida de sus pacientes.

Por último, diremos que la respuesta sexual de las mujeres a esta edad suele ser normal, pero sus relaciones pueden llegar a ser dolorosas por falta de lubricación. Este es tal vez uno de los problemas más sencillos, ya que existen productos (gel) especialmente creados para superar este inconveniente. No irritan, son accesibles y permiten que la pareja disfrute la relación sexual, aunque no está de más la opinión del ginecólogo o geriatra.

Como puede verse, todas estas afecciones tienen un tratamiento, cuyo único obstáculo son las ideas falsas que se tienen sobre la tercera edad. Se sabe por encuestas que los ancianos que desean mantener una vida sexual activa pueden hacerlo con pocas o ninguna limitación, si cuentan con ayuda adecuada y orientación, y como en cualquier relación amorosa en toda etapa de la vida, si la comunicación, comprensión y afecto de su pareja están presentes. Después de todo, acompañar, compartir y saber escuchar son cualidades explícitas en cualquier acto amoroso. 


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