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La sabiduría de los abuelos es un valioso legado de vida


Gloria Bello, El Tiempo

Venezuela

29 de mayo, 2006

Hoy se celebra en Venezuela el día del adulto mayor. Para muchas personas los consejos de sus padres son vitales a la hora de tomar una decisión. Y es que por aquello de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, más de uno prefiere dejarse llevar por sabias palabras de quienes los aventajan en años y son una fuente de conocimientos sobre la vida. A los ancianos “hay que respetarlos y amarlos”, dice la especialista Nilza de González

A los 78 años de edad, Napoleón Rigual recuerda con respetable claridad y visible satisfacción lo productiva que fue su vida cuando trabajaba como albañil en Carúpano.

La gratificante reminiscencia la comparte con el equipo reporteril de El Tiempo, en uno de los apacibles rincones del geriátrico José Gregorio Gómez de Barcelona. 

Se le ve caminar con paso lento pero firme por los pasillos de ese recinto que brinda cobijo a otros 52 viejitos.

Aunque ya no tiene contacto con su hija, don José Gregorio cuenta que cada vez que pudo trató de encaminarla y eso le da satisfacción en estos años dorados de su vida.

Muy cerca, una de sus compañeras en este recinto barcelonés, Orquídea Velásquez, de 86 años de edad, dice que lo que más le gusta es hablar con sus nietos.

"Tengo seis, conozco muy bien a cada uno y desde que nacieron los veo como a mis hijos. Yo he participado en la crianza de cada uno, cuando discuten con sus papás me llaman para que los ayude. Más sabe el diablo por viejo... y el que no oye consejo no llega a viejo”. 

Así, entre habituales relatos de sus recuerdos y las huellas del tiempo simbolizadas por abundantes pliegues en la piel, hoy harán una pausa en su cotidiana tranquilidad para recibir un homenaje en el marco del día del adulto mayor.

Mi amado abuelo
“Me encontraba en Estados Unidos cuando mis hermanos me avisaron que nuestro abuelito Nicolás había muerto. Sentí que se me iba la vida”, relata Martha Buendía, profesional de la medicina, para quien gran parte de lo que sabe, se lo enseñó su amado abuelo. 

“Él era especial, mis hermanos y yo le pedíamos consejos. Le gustaba leer, pero la base de su sabiduría era la experiencia (...) Los abuelos son imprescindibles en nuestra formación”.

Alegría de vivir
Hace 75 años, Carmen Luisa Maigua nació en Caracas, y aún todos los días amanece con más ganas de vivir que el día anterior.

“Cuando a mis padres se les acabó el amor y la pasión, me abandonaron y desde entonces mi vida comenzó a ser bastante dura, pasé mucho trabajo, pero también aprendí muchas cosas. Yo era muy inocente al principio”.

Carmen Maigua tiene 10 hijos: cinco hembras y cinco varones y todos le han dado nietos que ella también considera sus hijos.

“Para algunos de ellos yo he sido su paradigma, nos les doy consejos sino que los oriento por lo que he vivido. Siempre me pongo como ejemplo”.

Doña Carmen se define como una mujer polifacética, “media loca”, romántica y práctica en todos los sentidos. “La herencia que dejo es el amor que le doy a todos, en especial a mi familia, también la fe en Dios. Mis hijos creen que yo soy lo mejor del mundo”.

Para la docente Gloria Rico, hija de doña Maigua, su madre le ha ayudado a ser mejor persona. “A medida que pasan los años uno se da cuenta de cuán sabios son nuestros viejos”.

Ana María Perdomo, quien desde hace tres años trabaja en un ancianato privado de la zona norte de Anzoátegui, cuenta que al perder a sus padres decidió dedicarse al cuidado de otros viejitos. 

“Mi papá murió de cáncer y mi mamá tenía mal de Alzheimer. Cada uno me enseñó lo bueno y lo malo de la vida. A veces me dejaban caer para que aprendiera de mis errores, los amo aunque ya no estén conmigo”.

Más sensibles
En opinión de Nilza de González, docente y especialista en conducta humana, el adulto mayor es altamente sensible y por esa condición dijo que los viejitos suelen deprimirse por haber llegado a la etapa final de su vida.

“Lo más importante es que la familia tome conciencia de sus necesidades de afecto, que son naturales. A veces tratan de llamar la atención. El legado que nos dejan es su experiencia, hay que respetarlos y amarlos”.

Día nacional
Hoy se celebra en Venezuela el Día del Adulto Mayor, por esta razón la dirección de Desarrollo Social del Instituto Anzoatiguense de la Salud (Saludanz), tiene preparada una serie de actividades en honor a los viejitos.

En la Casa Bolivariana del Abuelo en Barcelona, ofrecerán hoy a la 2:00 pm una charla sobre la importancia del adulto mayor y luego un concurso de baile entre los abuelitos.

En la Unidad Geriátrica José Gregorio Hernández de Barcelona se presentará una retreta a las 11 am, función de títeres y obras de teatro. 

La jefa de Desarrollo Social, Dolores Padrón, indicó que la idea es dar un reconocimiento a los abuelitos y festejar un día más de vida. “Ellos nos han dado mucho”.

Ciencia
Estudios científicos señalan que durante la tercera edad tal vez las personas sean lentas en realizar actividades intelectuales, pero las hacen con mucho más perfección que algunos jóvenes. 

Expertos geriatras afirman que el cerebro de un anciano no es inferior al de un joven, sino que son distintos. Las personas jóvenes son más rápidas para pensar y hacer las cosas pero tienen grandes huecos en información, mientras los ancianos suplen esos “vacíos” y la falta de rapidez con su experiencia y sabiduría. 

Poesía a mi viejo
Cuando se habla de amor a los padres, muchos recordarán poemas, historias, novelas y canciones que han abordado la época de los años dorados, con alegría, esperanza, tristeza y nostalgia, entre otros diversos sentimientos.

A algunos le vendra a la memoria una canción titulada “Mi querido viejo”, popularizada en la década de los setenta por el cantante Piero. A continuación, parte de la letra de la pieza que dibuja con poesía esta última etapa de la vida: 

“Es un buen tipo mi viejo / que anda solo y esperando / tiene la tristeza larga / de tanto venir andando.

Yo lo miro desde lejos, / pero somos tan distintos,/ es que creció con el siglo/ , con tranvía y vino tinto. 
Viejo, mi querido viejo, / ahora ya camina lerdo,/ como perdonando el viento. 

Yo soy tu sangre, mi viejo,/ Yo soy tu silencio y tu tiempo. 

Él tiene los ojos buenos / y una figura pesada, /
la edad se le vino encima, / sin carnaval ni comparsa.

Yo tengo los años nuevos / y el hombre, los años viejos, / el dolor lo lleva adentro / y tiene historia sin tiempo. 


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