Hay vida después de la jubilación
www.losandes.com.ar
1 de abril de 2009
Argentina
Muchos creen que cuando se retiran sólo les espera una vida dedicada a cuidar de los nietos. Pero un taller local muestra un mundo de posibilidades.
No se trata de “qué hacer” porque se terminó el tiempo productivo que la sociedad tan bien se encarga de marcarnos. Esa interminable carrera contrarreloj con la que lidiamos desde jóvenes ya sea para lograr sueños, seguir el ritmo social o, simplemente, sobrevivir.
Se trata de poder vislumbrar una puerta que se abre cuando se está en los preliminares de la jubilación o cuando ya se ¿disfruta? de ella. Una situación que muchos adultos viven cuando luego de años en una profesión, carrera u oficio, sienten el terror helado del “y ahora qué”.
Una sensación de vértigo para la que no se sienten preparados y que los deja en la angustiosa latencia de la incertidumbre.
Sin embargo, y desde el año pasado, el Damsu (Departamento de Asistencia Médico Social Universitario) lleva a cabo una experiencia inédita, configurada en un programa especial llamado “Programa de preparación para la jubilación. Nadie se jubila de la vida”.
Una experiencia que está abierta a todo el que la requiera, y cuyo balance desde los propios protagonistas fue desechar prejuicios, temores, y redescubrirse con la familia y para sí mismos.
¿Y ahora qué hago?
Esta es una pregunta recurrente para muchos que sienten que su actividad generadora ha caducado, y que sólo les espera la pasividad del retiro. Pues nada más irreal, ya que -según nos cuentan los especialistas- los cincuenta o sesenta en adelante conforman el punto de inflexión para descubrir lo que en realidad aún se añora, pero no se pudo emprender por diversos motivos.
Por ello, desde el Damsu, la idea del programa de preparación para la jubilación -puesto en marcha desde el año pasado- fue poder brindarle cabida a un espacio real de interacción y reconocimiento propio, para todos aquellos que lo necesitaran. El proyecto parte del área de programas preventivos, cuya coordinadora general es la licenciada Roxana Jaleff.
Con un equipo multidisciplinario de psiquiatras, fonoaudiólogos, médicos, y psicólogos, todos los sábados y durante ocho meses, la experiencia augura con hechos un balance tan fructífero, como enriquecedor para quienes quieran emprenderlo.
Según Adriana Castro, del equipo del programa del Damsu “la vivencia piloto tuvo un éxito más que importante y es algo inédito en la provincia. Es la primera vez que se da un programa orientado a personas que están jubiladas, o próximas a hacerlo. La propuesta es que en esta nueva etapa que implica tantos cambios desde lo físico y lo emocional, podamos acompañar a las personas en una etapa que para algunos implica liberación, pero para otros, una amenaza, ya sea por la pérdida de relaciones sociales, de reconocimiento o disminución de salario”.
Desde el equipo, la propuesta es poder brindar herramientas, descubrir capacidades, y todo el universo de oportunidades que se tienen. Una mirada vinculada a poder guiar a cada participante del curso hacia lo que desea, bajo la premisa de que se está en una etapa ideal para hacerlo, sin miedos ni limitaciones sociales.
Así, sin límite de edad ni sexo, nuevas carreras, hobbies o actividades son descubiertos o redescubiertos como nuevas alternativas, por medio del curso.
“La idea del modo de trabajo es generar un espacio en donde todos puedan sentirse cómodos, tanto los profesionales que trabajamos en el programa como los participantes. Es importante que aquella persona que se arrime a saber más del programa entienda que acá nadie es juzgado, sino más bien se lo invita a participar en un grupo en el que todos se encuentran en las mismas condiciones. Todos vienen a volcar sus expectativas para poder llevarse respuestas”, argumentó Castro.
Una nueva actividad
Ideas erróneas como pensar que quien se jubila sólo está para cuidar de los nietos o llevar una vida de total pasividad y autoexilio, son parte de los fantasmas y mitos con los que muchos de los participantes suelen llegar. El temor al ridículo o la idea de que la vida activa ha concluido son también parte de una sensación que muchos experimentan. Algo que trabajado con el grupo y los profesionales permite vislumbrar la realidad de los hechos.
Según la profesional existen diversas dinámicas con las que trabajamos para que la persona se dé cuenta de que hay que derribar estos mitos y miedos que no los dejan crecer y les hace pensar que esas ideas son reales: “Nada es ridículo para no decirlo ni ningún sueño es imposible para no realizar. Todo lo que quedó atrás por diversas circunstancias de la vida puede retomarse. Hemos tenido casos de integrantes que a partir de esta experiencia han empezado una carrera nueva, emprendido viajes o comenzado actividades artísticas. Esto marca que, a esta altura, hay más vida que nunca”.
La creatividad, el papel vital del pensamiento lateral, el hecho de enfrentarse con una alternativa de poder volar con la imaginación por medio de dinámicas lúdicas, la reflexión, los testimonios e interacción grupal, conforman el amplio universo para poder trabajar desde adentro hacia afuera.
“Esto no debe ser confundido con un plan de asistencialismo. Tomamos los sueños de estas personas para reivindicarlos desde el potencial que cada uno tiene. Acá el mismo ambiente invita a que todos hagan posible desde ese lugar, el poder ‘hallarse’. Incluso con sus propios familiares que participan de este cambio desde sus hogares, viendo cómo esos ocho meses marcan una diferencia para aquellos que así lo quieren.
“Creo que lo importante es poder animarse, que las personas consulten, se acerquen y sin ninguna presión ni miedo formen parte de esta experiencia, abriendo puertas para las que les sobra capacidad”, concluyó Castro.
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