Los argentinos viven cada vez más, pero con menor calidad de vida
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1 de agosto de 2009
Argentina
El envejecimiento de la población argentina, donde más del 10 por ciento de los habitantes ya supera los 65 años, representa un desafío para el sistema sanitario, porque atender la salud de las personas mayores demanda hasta cinco veces más recursos que el resto de la población.
La expectativa de vida al nacer ya alcanza en el país los 73,1 años en promedio, (69,7 años para los hombres y 76,8 para las mujeres), e incide en forma directa en el incremento gradual del gasto actual en salud, estimado en 70.000 millones de pesos para este año.
Las estadísticas del sector privado señalan que los afiliados de más de 60 años representan el 25,7 por ciento de su nómina, pero a ellos se destina el 63 por ciento de los medicamentos.
El desafío que representa el envejecimiento de la población será debatido en el XII Congreso Argentino de Salud, que se realizará en Ushuaia, entre el 10 y el 11 de setiembre próximo.
El encuentro es organizado por la Asociación Civil de Actividades Médicas integradas (ACAMI), que nuclea, entre otras instituciones sin fines de lucro, a los hospitales localizados en Buenos Aires, como Alemán, Austral, Británico, Italiano, CEMIC, FLENI, OSDE, sanatorios Mater Dei y San José, y Fundación Médica de Mar del Plata.
Especialmente invitados participarán el ministro de Salud de la Nación, Juan Luis Manzur y la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos.
Un panel de especialistas integrado por el interventor del PAMI, Luciano Di Cesare; el presidente de la Confederación Medica (COMRA), Carlos Jañez; el titular de CONFECLISA, Guillermo Mammoni y el presidente de ACAMI Lic. Marcelo Mastrángelo, analizarán las posibilidades de un programa de atención médica sustentable para los mayores de 65 años.
En la Argentina, según el censo de 2001, 3,58 millones de sus 36,2 millones de habitantes eran mayores de 65 años. La esperanza de vida para el período 2005-2010 es de 71,5 años para los varones y de 79 años para las mujeres
.
En un trabajo con vistas al Congreso Argentino de Salud, los especialistas, informaron que el costo per cápita en salud para personas mayores de 65 años es entre tres a cinco veces mayor que el que requiere el resto de la población. Incluso, se considera que un afiliado mayor de 80 años consume, en promedio, 16 veces más medicamentos ambulatorios que un afiliado promedio de hasta 30 años.
Estos mayores costos presionan sobre los sistemas de salud, tanto públicos como privados, que requieren una reingeniería para evitar que colapsen. Para cubrir ese déficit, se aplican tarifas diferenciales en los sistemas prepagos a los mayores de 65 años, aunque los prestadores prefieren articular recursos públicos y privados para afrontar esa demanda.
La salud es uno de los problemas medulares en la población mayor, y la realidad determina que cuanto más necesitan este tipo de prestaciones, más caras les resultan.
Las políticas de prevención y los avances en la medicina permitieron reducir la tasa de mortalidad en la Argentina más del 6 por ciento, del 8,2 por mil en 1986 al 7,7 por mil en el 2008, pero “muchos ancianos deben afrontar el último tramo de sus vidas padeciendo todo tipo de carencias, desde sanitarias y económicas, hasta afectivas”, advirtió el licenciado Marcelo Mastrángelo, presidente de ACAMI.
Este aluvión poblacional ha motivado que los especialistas han incorporado una denominada “cuarta edad”, integrada por individuos mayores de 80 años, mientras se mantiene una 3° edad que va entre los 65 y los 80 años.. “Asi, es frecuente que un individuo de la cuarta edad, deba ser sustentado y asistido por un hijo que integra la tercera edad, es decir ya jubilado” refiere Mastrángelo,
Los pronósticos de los expertos para los próximos años señalan que el país más ‘envejecido’ de Europa será España, mientras que en América Latina esa posición la ocupará Argentina, donde la proporción de personas mayores manifiesta una tendencia creciente y los mayores de 60 años superan ya los 5 millones de personas (2,9 millones de mujeres y 2,2 millones de hombres).
Además de estos indicadores, Mastrángelo advirtió que gran parte del incremento del gasto sanitario es determinado por factores no demográficos, como la intensidad y calidad de la atención medica, el costo de los tratamientos y las nuevas tecnologías médicas.
“Inciden drásticamente en los costos –acotó- los aumentos registrados en medicamentos e insumos médicos, el impacto de las nuevas tecnologías, las regulaciones y la permisividad judicial que alienta los juicios por mala praxis. A diferencia del envejecimiento, estos factores son susceptibles de ser regulados y pueden ser controlables”.
Ante esta realidad los especialistas recomiendan “profundizar la prevención primaria y establecer criterios de incorporación de nuevas tecnologías sólo en los casos de probada eficiencia” para atenuar el fuerte impacto del envejecimiento sobre el sistema
sanitario.
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