El caso de Indira Herrera Valladares (34), quien recientemente fue
remitida en calidad de depósito a la cárcel de Mujeres en Támara, después
que su madre tuvo el valor de denunciar las salvajes golpizas que le
propinaba, es parte de los delitos que en la actualidad mantienen ocupados
a los defensores de la tercera edad en el Ministerio Público (MP).
Martha Valladares, madre violentada por su propia hija enferma alcohólica y
drogadicta, llegó el pasado 14 de septiembre al MP con
moretes en los ojos, herida de la cabeza, una mano y un brazo quebrado y
varias partes del cuerpo con laceraciones que le imposibilitaban caminar y
por lo que la Unidad de Delitos Especiales, tuvo que conseguirle de
emergencia una silla de ruedas para que pudiera seguir otro proceso de
dolor, pero esta vez para que las autoridades lograran buscar justicia en
contra de su hija.
Liney Indira Herrera Valladares, hoy
mostrará nuevamente la cara ante un juez, en audiencia inicial en la que
deberá esta vez “dar cuentas” del por qué maltrataba física y
psicológicamente a su progenitora.
Y mientras se le sigue el proceso judicial
a la imputada, la violencia entre hijos contra padres y abuelos continúa
ya que el alrededor del 20 y 25 por ciento de las denuncias que entran a
la Fiscalía del Consumidor y la Tercera Edad, corresponden a delitos
relacionados con violencia física y psicológica hacia el adulto mayor,
según se informó a LA TRIBUNA.
Estas denuncias tienen que ver, específicamente,
con abandono y pleitos en el núcleo familiar en el que se incluye la
violencia psicológica y física que a veces, hasta por años han venido
soportando los familiares en edad adulta, según el informe proporcionado
por el Fiscal Especial, Luis Navas.
“Entran al Ministerio Público un
promedio mayor a las diez denuncias mensuales específicamente en este
tema, pero si tomamos en cuenta esta cantidad que puede variar a la alza
en un mes, el ingreso al año es bastante significativo. También hay que
tomar en cuenta que muchos no se atreven a denunciar”, indicó.
Las causas para ensañarse en contra de un
familiar en edad mayor, son muchas en Honduras, pero según informes que
la fiscalía aportó a LA TRIBUNA, una de las más importantes se debe a
los vicios de alcoholismo y drogadicción de los hijos, nietos y hasta
bisnietos.
“La mayor causa por la que los
adultos mayores son violentados es por ser víctimas de sus hijos y nietos
cuando estos están alcoholizados o drogados, generalmente tras una
discusión o llamado de atención y hasta consejos de sus padres o
abuelos, reciben golpes y hasta escapan a la muerte como respuesta de los
victimarios”, afirmó.
Prefieren justicia "divina"
Según los psicólogos en el MP, muchas de
las personas adultas que se atrevieron a denunciar, al momento de dar su
declaración declinan en dar detalles, ante el temor de volver a sus
hogares y ser víctimas de las descargas de rabia de sus hijos u otros
parientes que se hayan dado cuenta de la denuncia.
Por otro lado, el temor a sus mismos
parientes, es una de las limitaciones por la que cientos de adultos
mayores no se abocan a las autoridades, estas personas sienten tanto pánico
que prefieren “pedirle a Dios” que haga justicia por ellos y escuche
las súplicas para que el maltratador cambie “de actitud” hacia ellos.
Por lo anterior, Navas consideró que la
estadística en el MP es preocupante, pero al mismo tiempo se queda corta
porque “lo que ocurre es que no siempre las autoridades llegan a
conocerlos, a veces nuestra ayuda para poder auxiliar a estas personas es
porque se ha hecho del conocimiento en los medios de comunicación y las
llamadas anónimas que recibimos y con esto actuamos de oficio, pero la
problemática mayor estaría que estos casos de violencia no llegan a
denunciarse”.
Aunque, por otro lado, es del conocimiento
público que existe un alto porcentaje de desconfianza en el proceder de
los jueces cuando deducen responsabilidad. Esto significa que el temor de
los adultos mayores que denuncian, cree que solo tendrán unos días en la
cárcel a sus victimarios quienes luego podrían vengarse de ellos.
Para el caso, el fiscal reveló que la
madre de Indira, cuando llegó a pedir auxilio a las autoridades, no quería
decir quién en realidad la había golpeado, empezó a decir que fue víctima
de un asalto y no de la ira de su propia hija.
“Pido seguridad por mi vida (…)”.
“Si a ella la sueltan me va a buscar, esa mujer no va a descansar hasta
matarme…”, “por favor mándenla a Támara, me va a buscar después…”,
repetía a los fiscales, psicólogos y agentes de la Dirección Nacional
de Investigación Criminal (DNIC) de la Unidad de Delitos Especiales, la
madre salvajemente maltratada que conmovió a todos con su relato en el
MP.
Pleito de herencia o falta de dinero
La rabia que se refleja en los golpes e
insultos que reciben los ancianos de sus familiares, se debe también
a que transcurrido el tiempo de vida junto a sus seres “queridos”,
representan una carga para ellos y hasta en el hogar que han formado con
otras personas.
Carga que los mismos familiares victimarios
han expresado ante un juez que “no pueden sobrellevar más”. Lo que no
pueden tolerar más es:
Alimentación, cuidado en la salud que incluye compra de medicamentos y
esmero diario, higiene y hasta un poco de atención cuando su familiar en
edad anciana, quiere comunicarse o expresarles algo que amerita tener
tiempo “extra”, para ellos.
“No es tan fácil que alguien se quiera
hacer cargo de un adulto mayor por sus limitaciones físicas o mentales
que puedan tener y hasta en los acilos debido al poco personal con el que
cuentan, una de las condiciones que ponen antes de ingresar a un anciano,
es que se valgan por sí mismos y que no sean violentos porque llegan a
maltratar a otros”, expuso Navas.
También, y aunque parezca sacado de una novela típica mexicana, el
pleito por herencias divide a los hijos, padres hermanos del adulto mayor
quienes forman “bandos” a favor y en contra de “eliminar” el
problema para cobrar totalmente los bienes o la herencia que dejará el
viejo.
Ante estos sucesos, la Fiscalía del Adulto
Mayor, anualmente ha llevado a los tribunales de justicia más de 20 casos
tipificados por violencia intrafamiliar ya sea que la familia tenga o no
dinero, siempre habrá una excusa para querer deshacerse de un adulto
mayor o anciano.
Hasta ancianos de 90 años
El fiscal explicó que la edad que
corresponde al adulto mayor es a partir de los 60 años, la llamada
tercera edad, pero el mismo término abarca a las personas de 86 años en
adelante en su etapa de ancianidad, a la que también se les ha impuesto
un alto grado de intimidación y violencia por parte de los miembros de su
familia.
“Entre los 60 y los noventa años son
violentados por igual, aunque parezca increíble, es decir no existe ningún
nivel de conciencia ya sea de sus familiares, hijos, nietos y hasta
bisnietos cuando el adulto mayor entra a su etapa de ancianidad, hay casos
de personas que hasta de 90 años son golpeados”, lamentó.
Por su parte, la inspectora Fátima Ulloa,
quien conoció el reciente caso y procedió a la captura de Indira,
manifestó que aunque la policía también quiera arrestar a un sujeto
presunto maltratador, “hay mucho temor en denunciar, pese a que
estos casos son tratados con el sumo cuidado en beneficio y protección de
las personas adulto mayores, cuando son capturados no quieren declara
porque han sido amenazados”, lamentó.
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