Activos de hecho y por derecho
Por Yenia Silva Correa, Diario Granma
3 de Mayo de 2011
Cuba
El país tendrá cada vez más ancianos y ya
pone en práctica proyectos diseñados para ellos
La
atención y el buen trato son fundamentales.
Julia María tiene 96 años y unas ganas de vivir
que duplican su respetable edad. A su lado Miguel Ángel, casi
octogenario, igualmente feliz de la vida y hasta con tiempo para
escribir algunas cosas.
Con
actividades diseñadas para ellos, ocupan su tiempo en la institución
En la vida de estas personas nada recuerda la
soledad, el abandono o la desesperanza en que se puede sumir un
grupo tan vulnerable como los adultos mayores si no son asistidos
oportunamente.
Estadísticas recientes calculan que para el 2050
a nivel mundial los mayores de 60 años lleguen a 2 000 millones, lo
que obliga a las sociedades modernas a diseñar estrategias ante una
situación demográfica desconocida hasta ahora.
A pesar de que, por resolución aprobada por la
Asamblea General de Naciones Unidas, se celebra desde 1990 cada 1ro.
de octubre el Día Internacional de las Personas de Edad, el mismo
organismo reconoce, 20 años después, que la discriminación que
sufren estas personas va a empeorar.
¿Será que el umbral de los 60 forzosamente
marcará el inicio del fin?
A BELÉN NOS VAMOS
La vejez que queremos para nuestros mayores —activa,
saludable, con esperanza— es una realidad que se palpa al pasar
una mañana con los abuelos que se reúnen en el Centro de Día del
Convento de Nuestra Señora de Belén, en La Habana Vieja.
Es una edificación que data del siglo XVIII
restaurada hasta el más mínimo detalle, los de más años son el
centro de la atención y la razón de ser de un colectivo de trabajo.
Durante las horas del día, de lunes a viernes,
unos 675 adultos mayores ocupan su tiempo y sus mentes en hacer
ejercicios, pláticas con los amigos, participar en talleres artísticos
y de manualidades, atender su salud y darle sentido a la vida.
La idea comenzó en 1997, con un pequeño Círculo
de Abuelos que se trasladó al inmueble para hacer gimnasia, y ha
devenido un amplio proyecto que involucra a muchos en la comunidad.
"La forma de entrada de ellos —comenta
Lourdes Baldaquín, directora del Centro de Día— fue arrastrando
los pies, vestidos y peinados de cualquier manera. Ya al mes se
notaba el cambio en la mirada, en la ropa, en la forma de arreglarse".
En esta institución los ancianos encuentran
comunicación, realizan actividades propias para ellos y hallan un
espacio que les podría estar limitado en sus propios hogares, ya
que la dinámica familiar mantiene a casi todos los miembros en la
escuela o el trabajo.
Desde la gimnasia en las primeras horas de la mañana,
las charlas sobre temas de salud, hasta los diferentes talleres de
la tarde. Todo cuenta y es bien recibido por los actores
fundamentales de este proyecto: los ancianos.
Con el concurso de la abuelita que llegó muy
deprimida, la que vino por embullo, el máster en Ciencias Económicas
recién jubilado, la enfermera que ya cesó sus funciones y continúa
ayudando, la que canta, la que baila, la que cose¼ , en fin, con
todos ellos se enriquece este proyecto tan humano.
El Centro de Día atiende fundamentalmente a
residentes en la zona y lo hace con solo 15 trabajadores y una
amplia red de colaboradores.
LOS ABUELOS Y LOS NIÑOS
En estrecho vínculo con el Partido, los Consejos
Populares, el Gobierno local y los vecinos se coordinan en el
Convento de Belén diferentes proyectos que incluyen desde los más
pequeños hasta los de mayor edad.
La residencia interna, aún en proceso
constructivo, ya tiene lista una sala de adaptación, donde conviven
de forma permanente cuatro ancianos, cuyo promedio de edad ronda los
90.
En opinión de Nelson Águila, director del
Convento de Belén, el total de ancianos que pueda asimilar la
residencia no es lo más importante.
"Indicadores para acogerlos pudiesen ser:
estar solo, tener dificultades en su vivienda, tener un problema de
salud, una familia que no lo atiende como debe, a pesar de la
voluntad de hacerlo, y sobre todo el deseo de las personas, el
querer vivir, el querer llegar, el querer estar en la residencia".
Como parte de los diversos proyectos sociales que
lleva adelante esta institución, perteneciente a la Oficina del
Historiador de la Ciudad, funcionan en sus predios la casita
infantil Vilma Niña y un aula museo, donde reciben sus clases
pioneros de tercer grado de la escuela Adalberto Gómez.
Ambos programas responden al interés de trabajar
con todas las generaciones, de manera que se combinan en el
territorio el programa social con el proyecto de restauración
arquitectónica.
El antiguo Convento también es sede de la
Dirección de Asuntos Humanitarios, la cual contribuye en lo posible
a solucionar los problemas de los abuelos y de la comunidad.
Para ellos se ha diseñado el Centro Cultural de
la Tercera Edad, que ofrece servicios de Fisioterapia y Rehabilitación
a los adultos mayores, así como atención oftalmológica y prioriza
la atención a ancianos solos.
UN CONCEPTO DE LA REVOLUCIÓN
Todas las actividades que se realizan en el
Convento de Belén están encaminadas a transformar a la gente en un
entorno urbano que se renueva constantemente, y representan una
voluntad de la nación.
Como señala Iván Arencibia, encargado del Grupo
de Atención a la Población, Belén es resultado de un trabajo
colectivo, "somos conductores de una obra que solo se puede
hacer porque hay una Revolución".
"En el país —señala Nelson Águila—,
la Revolución ha logrado muchas obras y nosotros somos producto de
ella." Como también es su fruto la protección que garantiza
el Estado —recogida en el artículo 48 de la Constitución— a
los ancianos sin recursos ni amparo.
Para los próximos años se pronostica que la
población cubana registre un incremento en el número de habitantes
que arriban a los 60 años. Cuando se cumpla el primer cuarto de
este siglo vivirán en la Isla alrededor de 3 millones de adultos
mayores.
Será necesario multiplicar experiencias como la
de este Centro de Día, las casas y los círculos de abuelos, los
centros gerontológicos y la Universidad del Adulto Mayor, que tanto
han contribuido a elevar la calidad de vida de un creciente sector
poblacional, el cual ha burlado con creces la barrera de los seis
decenios.
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