La presidenta de
la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha
agitado a su manera el debate electoral con un
planteamiento de ahorro para el futuro que
obligaría a pagar los medicamentos que
prescribe el sistema público de salud en
función de la renta del paciente. En una
entrevista en la cadena Cope, ha sostenido que
hay personas mayores de 65 años con
recursos suficientes para pagarse los
medicamentos que puedan necesitar, mientras que
otras jóvenes pueden no contar con
ingresos suficientes.
"Hay que reducir el déficit, y eso es
básico, nos lo están diciendo en
todas partes", ha afirmado. "La gratuidad de los
medicamentos no puede ser en función de
la edad, sino en función de la renta, y
como eso muchísimas cosas, y estoy
convencida de que eso hay que hacerlo, y
rápidamente", ha añadido. En
palabras de Aguirre, "la fiesta se ha acabado" y
hay que eliminar las "obligaciones de pago" del
Estado, empezando por las subvenciones a los
partidos políticos, los sindicatos y la
patronal.
Las palabras de Aguirre, sin embargo, se quedan
en eso, en palabras, a juzgar por la respuesta
de la Consejería de Sanidad a una
pregunta sobre la viabilidad de la propuesta:
"No es algo que vayamos a hacer. Solo ha sido un
comentario de la presidenta, dicho entre muchas
otras cosas de las que ha hablado en la
entrevista", ha asegurado a EL PAÍS un
portavoz oficial.
UPyD lleva en su programa electoral una
propuesta muy similar a la que ha lanzado
Aguirre: "Revisión de la
aportación de los pensionistas en la
prestación farmacéutica,
igualándola con la de los trabajadores en
activo, excluyendo aquellos con ingresos
más bajos, y con un coste muy reducido
para determinadas patologías
crónicas."
La patronal de las farmacéuticas,
Farmaindustria, también ha defendido en
alguna ocasión que la distinción
entre ciudadanos activos y pasivos a la hora de
pagar los medicamentos es ineficaz y que
deberían costearlos o no en
función de la renta. Actualmente, cuando
se compran medicamentos en farmacia con receta
el ciudadano paga el 40% de su precio; el resto
lo financia el sistema nacional de sanidad. Los
pensionistas no pagan nada.
Aguirre ya demostró estar preocupada por
el coste que tienen los medicamentos para las
arcas regionales cuando, en julio pasado,
alabó el conocido como
cataloguiño, el catálogo gallego
del medicamento que el Ministerio de Sanidad
había recurrido. Se trata de un listado
propio de fármacos financiados por el
Servicio Gallego de Salud que consiste en que,
cuando hay más de un fármaco con
idéntico principio activo pero distinto
precio, el sistema sanitario paga el más
barato. Aguirre aseguró que estaba
estudiando su implantación en Madrid.
Nunca retomó la cuestión. Desde
este mes los médicos están
obligados en toda España a recetar por
principio activo o por la marca más
barata de un determinado principio, según
un decreto ley del Gobierno.
La Federación de Asociaciones para la
Defensa de la Sanidad pública ha
rechazado en un comunicado la medida defendida
por Aguirre porque "penaliza a las personas con
menos recursos y más necesidades de salud
y precisa unos gastos de gestión muy
probablemente superiores a sus potenciales
ingresos". La Federación asegura que
"poner en marcha un sistema de copagos en
relación con la cuantía de las
pensiones obligaría a cambiar las
tarjetas sanitarias de ocho millones de
pensionistas y tendría por lo tanto unos
costes elevados que hay que considerar".
Además, recuerda que "el Gobierno de la
comunidad de Madrid carece de competencias sobre
el establecimiento de copagos, también
sobre las recetas de la seguridad social".
Sindicatos sin legitimidad
En relación con el conflicto abierto en
la Educación, Aguirre ha asegurado este
miércoles que los "sindicalistas" que se
están movilizando en los últimos
meses contra los recortes en Educación y
convocando las huelgas en los Institutos de
Secundaria y las manifestaciones en la calle "no
son representativos" del profesorado. "Quienes
están movilizados y convocando esta
huelga y haciendo todo tipo de sentadas,
dormidas en los colegios, etc., son
sindicalistas, muchos de ellos liberados", ha
dicho. Mañana la Comunidad de Madrid
afronta su octava jornada de huelga en los
centros educativos, a la que esta vez se suman
las universidades, que comenzarán esta
noche con encierros en las facultades. En la
última, cayó el seguimiento.
En este sentido, ha insistido en que "no son
representativos del profesorado", que, por otra
parte, "en su inmensa mayoría comprenden
que en un país y en un momento en el que
hay cinco millones de parados, ellos que tienen
el empleo fijo de por vida no pueden montar una
huelga y privar a los niños del derecho a
la Educación".
Aguirre ha recordado que ya es noviembre, y que,
por ejemplo, en Bachillerato, los alumnos
tendrán que "competir" en Selectividad
para estudiar la carrera que quieren, por lo que
"no puede ser" que sigan estas huelgas, que, por
otro lado, los ciudadanos no "comprenden" porque
entienden que el "esfuerzo" de dar 20 horas en
lugar de 18 sin tocar su salario y jornada
laboral, no justifica estos paros.
"No son representativos pero tienen mucha mano
ante los medios de comunicación", ha
apostillado la presidenta madrileña, de
nuevo, para explicar que una vez "salió
en la portada de todos los medios" un tema
relacionado con las movilizaciones "porque
había doce (movilizados) en la puerta de
Génova".
Preguntada por qué desde el PSOE la ponen
como ejemplo para hablar de recortes en
Educación, Aguirre se ha limitado a decir
que "mienten" porque la Comunidad "no solamente
no ha recortado sino que está gastando en
la pública mucho más de lo que
gastaba anteriormente" porque es la única
región que ha puesto en marcha el
programa de bilingüismo, "donde se
enseña en inglés todo salvo las
matemáticas y la lengua y literatura
españolas".