Más de 800 mil ancianos
viven en la miseria
Por Redacción, Núcleo
Informativo
el 14 de junio de 2012
México
Foto: Núcleo
Informativo
De los 10.1
millones de hombres y mujeres mayores de 60
años de edad, que representan nueve por
ciento de la población total del
país, poco más de siete millones
viven en la pobreza, y entre ellos, más de
800 mil en la marginación extrema,
según el Consejo Nacional de
Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval).
Asimismo, las cifras del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI)
señalan que de cada 100 adultos mayores, 26
tienen alguna discapacidad, además de que
la diabetes es la principal causa de ingreso
hospitalario y de muerte.
“Ésta es una crisis de civilización,
porque el progreso de la vida moderna vino a
dislocar las estructuras en que habíamos
vivido, donde los viejos tenían siempre un
lugar relevante dentro de sus familias y
comunidades, y ahora es lo contrario, pues
así como crece exponencialmente la
población de estas personas, decrece el
respeto, el cuidado y la atención que
merecen”, señaló Juliana
González Valenzuela, profesora
emérita de la Facultad de Filosofía
y Letras (FFyL) de la UNAM.
Si queremos rescatar un poco de humanismo
elemental, continuó, se tiene que
respetarlos y protegerlos en todas las
modalidades, no sólo en la médica,
que indudablemente es la básica, sino
también en el sitio físico que se
les otorga para habitar, y el lugar moral que se
les ha de conceder.
“Resulta éticamente inadmisible el
desplazamiento que sufren, porque ni las familias,
o la sociedad, tienen la manera de integrarlos a
una vida digna y en humanizada. Las ciudades, en
especial, son inhóspitas, invivibles
particularmente para los adultos mayores,
marginados en el mejor de los casos a los asilos,
o simplemente en las calles o suburbios”,
abundó en el marco del Día Mundial
contra el Maltrato a las Personas Adultas Mayores,
que se conmemora este 15 de junio.
Según cifras del Instituto Nacional de las
Personas Adultas Mayores (INAPAM), tres millones
considerados en esta condición se hallan
dentro de la Población
Económicamente Activa (PEA), pero de
éstos, cerca de dos millones trabajan en el
sector informal, sin sueldo fijo, sin seguro ni
prestaciones, y sólo uno de cada cinco
recibe una pensión.
Por ello, González Valenzuela
calificó como un signo de barbarie el hecho
de que reciban, además, maltrato, en
primera instancia, por sus propios familiares.
“Esto no sucedió ni entre los griegos o
romanos, ya no hablemos del papel de los viejos en
Mesoamérica, donde hasta el día de
hoy son significativamente respetados, incluso
consultados, reconocidos en su propia experiencia
y madurez. Claro está que no es el caso si
está enfermo, senil y pierde sus
facultades, pero aún así, no debe
desamparársele”, insistió.
Mujer mayor
La problemática es aún más
compleja desde el punto de vista ético, si
a esa condición se añade la de ser
mujer; entonces, sufre doble
discriminación. “A ellas se les dificulta
mayormente ese desplazamiento y esa falta de
“espacio vital” donde vivir dignamente la
última etapa de su existencia”,
señaló la doctora honoris causa por
la UNAM.
En México habitan cinco millones 375 mil
mujeres mayores, según cifras del INEGI, de
las que el 30 por ciento son jefas de familia, y
poco más de 17 mil viven aún con
alguno de sus padres.
“Es un estado de vida señaladamente
insatisfactorio para una sociedad obsesionada por
sobrevivir, y dentro de la cual la
población envejecida parece no tener lugar.
Éstas son las razones y los valores por los
que instituciones de la trascendencia de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU),
luchan por recuperar.
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