La potencia de una bata blanca
Por Mabel Guerra García,
www.prensa-latina.cu
9 de noviembre de 2009
Cuba
Según el censo de población realizado entre los años 1943 y 1951 en esta provincia cubana, fallecieron más de 38 mil personas por 10 enfermedades curables, que representaban las principales causas de muerte.
Las mayores listas fueron por bronconeumonía, fiebre tifoidea, parasitismo, paludismo y tuberculosis, males alimentados por la insalubridad existente, y que desaparecieron o son controlados en el panorama sanitario actual gracias a la labor preventiva y de profilaxis de salud.
El proyecto impulsado a tales fines por el Sistema Nacional de Salud (SNS), concebido por la Revolución desde 1959, favorece gratuitamente a todos los cubanos mediante la atención primaria y determinó, entre otros cambios, los nuevos horizontes de vida.
Camino a la supervivencia
La mayor demarcación cubana, situada en la región oriental, a pesar de ser tierra de ricos ganaderos tenía en el pasado neocolonial uno de los más bajos promedios de doctores por habitantes (0,4 por mil habitantes) y una infraestructura de salud muy depauperada.
En 1958 sólo había siete unidades hospitalarias -ninguna rural-, un hogar de ancianos, y una escuela para técnicos de nivel medio en enfermería, que se calificaban por la vía del empirismo.
Actualmente cuenta con una red de instituciones, técnicas, y especialidades para adultos y niños, que garantizan las asistencias médica y social, así como los servicios de farmacias y ópticas.
Su población de más de 786 mil habitantes recibe el beneficio primario de salud a través de los Consultorios del Médico de la Familia, presentes hasta en los más recónditos lugares, con gran impacto por la estabilidad en la promoción sanitaria, prevención, tratamiento oportuno y rehabilitación.
La provincia cuenta en la actualidad con casi cinco mil médicos locales que trabajan en el programa familiar, incluye personal de enfermería e incorpora los servicios de estomatología. El promedio de habitantes por galenos es de 159.
Un indicador que refleja la equidad conseguida entre los diferentes grupos poblacionales en la provincia es la mortalidad infantil, por debajo de cinco por cada mil nacidos vivos (la nacional es de 4,7, entre las más bajas del mundo).
A este logro aportan importantes reformas como el uso de novedosas técnicas terapéuticas para afecciones del recién nacido con bajo peso al nacer, programas avanzados de genética, y la cobertura de inmunización infantil contra más de 13 enfermedades, aseguró Gustavo Ferrer, al frente del Programa Materno Infantil (PAMI) en Camagüey.
Por otra parte, vale destacar que Camaguey es el sexto territorio más envejecido de la isla, donde la esperanza de vida al nacer es cercana a los 80 años (80,02 años para las mujeres y 76 años para los hombres).
Los ancianos representan el 16,3 por ciento de la población y reciben una vigilancia comunitaria en todas sus formas, favorecida con las Casas y Círculos de Abuelos, y hogares de ancianos.
La Universidad del Adulto Mayor resulta un recurso altamente valioso en la región, máxime cuando se estima que uno de cada cuatro oriundos sobrepasará los 60 años en el 2025.
Los servicios de nefrología, oftalmología e imagenología, alcanzan la excelencia con tecnologías de primer mundo y especialistas altamente calificados.
En el 2008 la tasa de mortalidad de pacientes nefróticos fue de cerca del 14 por ciento, al nivel de naciones desarrolladas como España y Estados Unidos.
La solidaria Operación Milagro, iniciada en el 2005 para operaciones oculares ambulatorias, favoreció a casi 15 mil pacientes venezolanos, caribeños y camagüeyanos, operados en esta provincia principalmente de cataratas. Las salas de rehabilitación, cardiología intervencionista; desarrollo de la homeopatía y la Medicina Natural y Tradicional (MNT); el sistema de urgencias médicas, y el socorro a pacientes con virus VIH/sida y de la red de salud mental, expresan también las potencialidades del territorio, protagonista de más de un centenar de investigaciones sobre neurocirugía, anticuerpos monoclonales, el PAMI y la MNT.
Médicos al servicio de la Humanidad
Desde su fundación en 1968 el número de egresados de la docencia médica sobrepasa los 15 mil, en las carreras de Medicina, Estomatología, Enfermería, y Tecnología de la Salud, con sus 23 perfiles.
La Universidad Médica Carlos J. Finlay además acoge a centenares de estudiantes extranjeros de 36 nacionalidades, incluidos los provenientes de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), baluarte del proyecto integrador para la región propugnado por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Allende los mares unos tres mil profesionales y técnicos camagüeyanos del gran ejército cubano de batas blancas alivian la vida a millones de personas de más de 47 nacionalidades, sobre todo de América Latina, África y el Caribe.
Con estos logros florece el homenaje de los camagüeyanos al ilustre científico de talla universal, Carlos J. Finlay (1833-1915), nacido en estas tierras y descubridor del agente trasmisor de la fiebre amarilla, cuyos relevantes aportes también dirigió a otras enfermedades como el dengue y la malaria.
Es fuente viva de las palabras de Fidel Castro cuando vaticinó en el 1981, en su propio suelo, que este pequeño país sería "un centro mundial de salud de primera calidad, una potencia médica y enciclopedia" de la medicina
internacional.
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