A pesar de la prevalencia creciente de la diabetes, es
bueno saber que los altos niveles de glucosa en sangre pueden ser
controlados para ayudar a contrarrestar la enfermedad y prevenir la
aparición de problemas en el futuro.
Pero este control no sucede en todos los casos, ya que en la actualidad
hay un 50% de ancianos diabéticos que desconocen que lo son, por lo cual
no están tratando su enfermedad, lo que supone un gran incremento de su
deterioro funcional.
Muchos de estos ancianos sin diagnosticar están sufriendo problemas de
salud que achacan a los años, cuando en realidad el problema es una
enfermedad subyacente: la diabetes. Además, al deterioro funcional que
sufren los ancianos con diabetes se suma un deterioro cognitivo debido a
la neurotoxicidad causada por la hiperglucemia, la hipoglucemia, la
insulina o por los productos glicosilados, lo que complica aún más si
cabe el problema.
Peculiaridades del anciano diabético
El paciente anciano tiene unas características particulares que hacen que
controle peor su enfermedad, ya que el deterioro funcional y el cognitivo
empeoran sustancialmente su calidad de vida y su control de la enfermedad.
De hecho, algunos ancianos con deterioro cognitivo pueden no entender bien
las bases del tratamiento y no saber qué hacer ante la aparición de una
complicación. Asimismo, tienen, además, más riesgo de errores en la
medicación (por ejemplo, pueden administrarse un exceso de insulina).
Un mal control de la enfermedad puede llevar a la aparición de
complicaciones microvasculares (retinopatía, neuropatía y nefropatía) y
macrovasculares (circulación vascular periférica, arterosclerosis en
deterioro carotídeo o coronaria).
Otras circunstancias que pueden dificultar el manejo de la diabetes en el
paciente mayor pueden ser el empeoramiento de la agudeza visual, la
depresión, los problemas sociales o la limitación del acceso a comidas
equilibradas.
Además, los pacientes diabéticos usan el doble de recursos, tanto
hospitalarios como extrahospitalarios, que los pacientes no diabéticos,
hecho que se multiplica si hablamos de pacientes mayores. El grupo de
afectados de más de 75 años presentan mayores tasas de mortalidad que
los pacientes del mismo grupo sin diabetes. Por otra parte, la prevalencia
de discapacidad en pacientes ancianos diabéticos es del 66% comparado con
el 29% de los no diabéticos.
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