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Cuando la edad toca los ojos

 

Por Mónica L. Ferrado, El País

 

11 de enero de 2010

 

México

 

 

La degeneración macular asociada a la edad afecta a miles de personas de la tercera edad. Un grupo de chefs sugiere los alimentos apropiados para prevenir ésta y otras disfunciones de la visión.

A Brunilda ya se le dificulta coser. Tiene 70 años y siempre le ha gustado bordar “como se hacía antes”.

Pero la vista ya no le da para más; de hecho, ha desistido de elaborar la mantelería que pretendía regalarle a su nieta.

Brunilda ha desarrollado degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la primera causa de ceguera entre las personas mayores de 55 años, una disfunción que reduce la capacidad de llevar a cabo las actividades cotidianas que dependen de la visión central, como leer, conducir, escribir o coser.

A Brunilda no le ha quedado más remedio que cambiar su afición favorita: ver la “tele”. Ahora le encanta escuchar la radio y comentar las noticias con sus hijas, que muchas veces se enteran de lo que ha pasado en el mundo gracias a ella.

En México, la DMAE afecta a más de 350 mil personas. Se calcula que una de cada tres la sufrirá para cuando llegue a los 75 años. Y dado que la gente es cada vez más longeva, ocurrirá lo mismo que con otras enfermedades asociadas a la edad: el número de ancianos que padezcan degeneración macular será cada vez mayor.

La DMAE afecta la mácula, que es la parte de la retina más desarrollada, y la que nos permite apreciar las imágenes en las que fijamos la vista Es la que hace posible ver con pulcritud los detalles y los colores.

Mientras la visión periférica permanece intacta, la pérdida se produce en el centro del ojo, pero la afectación va más allá de perder la vista, ya que es a través de la mácula por donde llegan al cerebro los estímulos que ocupan el centro del campo visual.

¿Por qué ocurre? Porque la mácula se va desgastando conforme envejecemos.

El mecanismo

Para que funcione el sistema de fotorrecepción, se requieren no sólo muchos y variados nutrientes, sino el apoyo de diversos mecanismos fisiológicos, lo que quiere decir que el ojo demanda de muchos recursos, pero también genera muchos desechos que deben eliminarse.

Con la edad, al ojo le cuesta cada vez más deshacerse de los desechos y éstos comienzan a acumularse, dando paso a dos tipos de afectación de la mácula, la degeneración seca y la húmeda.

La seca afecta a 80 por ciento de los pacientes, su inicio es lento y daña a los dos ojos por igual.

“Es como la expansión de una gota de aceite sobre agua, que crece entre dos y tres milímetros al año, restándole visión a la zona manchada, mientras permanecen intactas las capacidades visuales de las zonas que la mancha no abarca.

Por ello resulta muy difícil la detección de la afección en revisiones rutinarias, ya que la buena agudeza alrededor del islote permanecerá en medio de la atrofia, enmascarando la función visual cuando ésta comienza a ser muy pobre”.

No hay tratamiento para la degeneración macular, pero ya se adelantan investigaciones en este campo. La idea es inyectar una sustancia que permita frenar la muerte celular en la retina. La degeneración macular húmeda o neovascular es menos común. Afecta entre 15 y 20 por ciento de los pacientes con problemas en la mácula. Es más grave y, sobre todo, avanza con rapidez. En este caso, los vasos sanguíneos del fondo de la mácula crecen de forma anormal. Incluso puede haber hemorragias que aceleren la degeneración.

Tiende a afectar primero un ojo, pero al poco tiempo se manifiesta en el otro. También se están realizando investigaciones, pero los tratamientos no tienen todavía un éxito universal.

Los tratamientos aprobados para la DMAE neovascular son la fotocoagulación con láser, la terapia fotodinámica y el uso de fármacos inhibidores del crecimiento macular.

Pero si la patología está avanzada, los efectos de esos tratamientos son muy limitados. Pueden frenar la degeneración durante un tiempo, pero nunca curarla. Un medicamento llamado Ranibizumab mejora la agudeza visual, pero sólo durante un par de años. Y el Pegaptanib puede ser eficaz y seguro durante un año.

Las limitaciones en el tratamiento de la enfermedad otorgan un importante papel al diagnóstico precoz y a la prevención. Es fundamental frenar el avance de la lesión en la retina, ya que, una vez que se produce, es irreversible.

En los foros de expertos se ha discutido mucho acerca del papel preventivo de las vitaminas, pero no existen evidencias claras de que estos nutrientes contribuyan a evitar la enfermedad (el principal factor de riesgo para la degenaración macular es envejecer —algo inevitable).

Es importante que las personas diagnosticadas sigan un control periódico y estricto por parte de un oftalmólogo (más de la mitad de los casos de DMAE nunca llegan a la consulta del especialista). Como en otras enfermedades, el mejor vigilante es el propio paciente.

Los síntomas

¿Cuándo empezar a sospechar que está pasando algo con la visión?
Al principio puede ser difícil de apreciar, pero hay síntomas a considerar: ver las líneas rectas distorsionadas, palabras borrosas y tener problemas para detectar áreas oscuras en el centro del campo visual.

El ojo puede ser más sensible a las luces intensas, se pueden ver luces que no existen o necesitar más luz para leer o para hacer ciertas actividades. También puede producirse una alteración en la percepción de las distancias y alturas, que dificultan acciones como bajar escaleras o reconocer a las personas.

Las personas con antecedentes familiares de la enfermedad son más propensas a desarrollarla. Y hay grupos étnicos con mayor predisposición —las personas de raza blanca tienen más probabilidades de padecerla, sobre todo en sus formas más graves.

Los estudios epidemiológicos indican que la sufren más las mujeres, aunque esto puede obedecer a que su esperanza de vida es mayor y por eso, conforme envejecen, ellas aumentan el riesgo de padecerla.

El tabaco y la obesidad se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar DMAE. También puede contribuir una alimentación alta en grasa, una alteración en los niveles de estrógeno, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, la radiación solar y el color claro del iris.

Alimentos para la prevención

El legado de los chefs Un grupo de chefs españoles ha publicado una serie de recetas beneficiosas para la salud ocular, llamadas en conjunto “Cocina para tus ojos”.

Los chefs han incluido en las opciones los alimentos que, según ellos, contienen los nutrientes más eficaces para prevenir los males oculares (el ojo seco, la catarata, el glaucoma y la degeneración macular)
Veamos algunas de sus propuestas.

Ojo seco

Las carencias de vitaminas A, C y B6 han sido asociadas al síndrome de disfunción lacrimal o queratoconjuntivitis seca.


Frutas rojas, vegetales crudos (sobre todo espinacas), carnes, pescado, mariscos, frutos secos, plátanos y legumbres, figuran entre los alimentos recomendados para prevenir este tipo de problema.


Para quienes padecen ojo seco, los chefs proponen cuatro platillos. El primero es ostras con berro y manzana, en una crema de limón e hinojo. El segundo platillo es huevo de corral con betabel, salmón y queso amarillo. Puede recurrirse a hortalizas que aseguren una gran diversidad de nutrientes: ajo, nabo, rábano, zanahoria, puerro y ejotes.


El tercer platillo: dados de salmón con crema de lechuga y rábano, y una guarnición de betabel, frutas y apio.

Cataratas

Las carencias nutricionales pueden contribuir a la formación de cataratas. Para su prevención se sugiere la ingesta de alimentos ricos en vitamina C, como la guayaba, el perejil, kiwi, coles de Bruselas, berros, fresa, limón, espinacas, naranja y chile. También son beneficiosas la vitamina E (aceites vegetales y cereales), los carotenoides (zanahoria, calabaza, mango y tomate) y las vitaminas del complejo B (quesos, pescado, huevos, lentejas y soya).

Los chefs proponen cuatro platillos contra las cataratas. Primero una opción donde la zanahoria y las lentejas reinen en una crema de cilantro.

A continuación unas papas rellenas de espinacas y piñones, gratinadas con queso y con crema de calabaza y arroz.

Le sigue un pescado al horno, con tomate, cebollitas y aceitunas negras.
De postre algo que lleve plátano, durazno, manzana, pera, piña y naranja.

Glaucoma

Por ser una enfermedad en la que convergen muchos factores, las recomendaciones van en dos direcciones: neuroprotección y regulación vascular.

Según los chefs, el flujo sanguíneo puede mejorarse con magnesio, chocolate y ácidos grasos omega 3. Ellos aseguran que para prevenir el estrés oxidativo vienen bien los antioxidantes y los flavonoides polifenólicos contenidos en el té, el café, el vino tinto y el jugo de uva. Y sugieren como el requesón con flores de calabaza junto a una porción de pescado.

Degeneración macular

La ingestión variada de frutas y verduras ayuda a frenar este problema de la visión debido que incluye muchos elementos antioxidantes. Los chefs proponen incluir en la cesta de la compra, opciones que contengan zinc (espinaca), selenio (nuez de la India), ácido fólico (lentejas), vitaminas C (chiles), vitamina E (aceite de oliva) y carotenoides (zanahoria).

Los chefs les van al huevo con queso y a la crema de ejotes. Y como postre algo con chocolate o yogur.

Sugerencias universales

Para prevenir problemas oculares en general los chefs recomiendan reducir la cantidad de grasas saturadas, de azúcar, de harina y de sal, y aumentar la ingesta de elementos vegetales variados, incluyendo espinacas y zanahorias; frutas de la estación, aceite de oliva en las ensaladas, pescado, yogures, quesos frescos y lentejas.


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