Históricamente ha habido en la provincia una enorme cantidad de geriátricos, se cree que hoy son unos 500, sin habilitación oficial, pero, desde hace algunos meses, el Ministerio de Salud comenzó con una serie de inspecciones y tramitaciones para que estos lugares regularicen su situación.
En la actualidad, hay más de 30 hogares para adultos mayores que dependen del Ministerio de Desarrollo, y que cobijan a unos 350 ancianos. De estos centros, 6 son lo que se conoce como macrohogares, de los cuáles es de mayor tamaño es el Santa Marta. Otro número importante de ancianos están en los geriátricos del sector privado que tienen su documentación en regla, que no suman más de 30.
Sin embargo, una gran cantidad de hogares de ancianos (se estima que hasta 500) no están registrados y, en consecuencia, no tienen autorización legal para funcionar. Hace 2 meses, los ministerios de Desarrollo y Salud iniciaron, de forma conjunta, inspecciones a estos lugares, muchos de ellos en vías de obtener la autorización legal para funcionar.
En total, unos 130 geriátricos están tramitando su regularización ante la Dirección de Recursos Físicos del Ministerio de Salud, que se ha propuesto disminuir la considerable cantidad de establecimientos que funcionan fuera de todo tipo de control estatal. “Los problemas más frecuentes tienen que ver con el hacinamiento o la falta de normas administrativas. Sólo 30% de los que registramos deben hacer reformas edilicias”, indicó Ricardo Flores, titular de Recursos Físicos.
En el control de la calidad del servicio que reciben los ancianos en los entes privados es fundamental la exigencia de las familias de los adultos mayores. “La responsabilidad primaria, más allá de los controles que se puedan hacer desde el Estado, es de sus parientes, que deben exigir que se atienda a los ancianos como corresponde”, indicó Estela Pérez de Flamarique, titular de la Dirección de Adultos Mayores del Ministerio de Desarrollo Humano.
Salud llega a estos lugares por dos vías: porque el geriátrico pretende ser regularizado (y acceder a, por ejemplo, poder recibir obras sociales), o por las denuncias de la gente (habitualmente referidas al maltrato hacia los ancianos).
Mendoza y Argentina están cada vez más “viejas”
El envejecimiento poblacional es cada vez más marcado a nivel mundial, y Argentina camina rumbo a tener, como ya sucede en los países desarrollados, una gran cantidad de población anciana, que para el 2050 se ha estimado como 18% del total. Según los datos y las proyecciones del Indec en 2001, en base al censo de población de ese año (cuya información se actualizará en noviembre), había 149.881 personas mayores de 65 años en la provincia, el 9% del total. Para este año, se ha estimado que supere el 10%, y se cree que en 2015 el 11% de los mendocinos habrá superado los 65.
“Debe haber un fuerte cambio cultural para modificar esa concepción del viejo como sinónimo de enfermedad o decrepitud”, explicó Estela Pérez de Flamarique, Directora de Adultos Mayores del Ministerio de Desarrollo Social. “Nosotros insistimos en el intercambio generacional con los jóvenes, porque les hace muy bien a los ancianos y a los menores”, explicó la
funcionaria.
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