Depresión en el anciano
Escrito por Dr. Ruth
Reynosa, El Jaya
11 de Mayo del
2012
Mundo
Es
bien sabido que la depresión en el
anciano es con frecuencia no detectada y
por lo tanto no tratada, debido a una
serie de prejuicios negativos relacionados
con la vejez que presupone que el
envejecer es sinónimo de:
depresión, deterioro,
desnutrición, aislamiento,
inmovilidad. etc. Negando al anciano la
oportunidad de un envejecimiento
saludable.
La depresión se define como
un conjunto de manifestaciones
fisiológicas, afectivas y
cognitivas que conducen a una
disminución del estado de
ánimo y una falta de interés
por las actividades usuales de la vida
diaria y los placeres, constituye un
problema importante debido a las
repercusiones que tiene sobre el estado de
salud, las capacidades físicas y la
vida social de los pacientes ancianos.
La depresión y las demencias son
los trastornos psiquiátricos
más frecuentes en el anciano, es la
cuarta causa de muerte en la actualidad y
para el 2020 se prevee pase a ser la
segunda por detrás del infarto
agudo al miocardio y aumenta en
concordancia con el envejecimiento de la
población. Es mayor en los
pacientes ancianos institucionalizados con
un 30/75% seguido por los hospitalizados
con un 11/40% y en menor medida en los que
viven en la comunidad con un 25%.
Algunos de los factores de riesgo para que
esta aparezca: sexo femenino, ausencia de
pareja (soltero o viudez), falta de
soporte social, entre otras. Es en esta
época de la vida cuando se presenta
mayor número de pérdidas
(amistades, cónyuge, trabajo,
jubilación, Rol en la familia y en
la sociedad), que se considera en la
actualidad como sinónimo de
minusvalía, favoreciendo a una
pobre autoimagen y sentimientos de
inferioridad.
Además es frecuente que la
depresión coexista con
múltiples enfermedades
crónicas: cáncer, demencia,
enfermedades cardiovasculares, trastornos
metabólicos, limitaciones
funcionales, ect. Un factor único
no es el responsable de la
aparición de los síntomas
depresivos en la vejez. La
depresión afecta diferentes
aspectos de la persona: la capacidad de
pensar, sentir, de reaccionar con los
demás, de compartir, de trabajar,
de amar, de mantener la propia
responsabilidad, son atributos de ser
humano que las personas ancianas
también tienen derecho a mantener
El reconocimiento de la depresión
en el anciano viene dificultado ya que se
puede atribuir, erróneamente, los
síntomas depresivos al propio
proceso del envejecimiento la presencia
simultánea de enfermedades
crónicas, cuyos síntomas
pueden enmascarar los síntomas
depresivos, los ancianos tienden a
somatizar los síntomas depresivos
más que los pacientes
jóvenes , lo que desvía la
atención del médico en busca
de otras enfermedades y la presencia
concomitante con una demencia dificulta la
valoración y obtención de
los síntomas depresivos.
El diagnostico de la depresión es
clínico, se pueden utilizar test o
screening el más utilizado es la
escala de depresión
geriátrica de yesavege, tiene una
sensibilidad de 84% y una especificidad de
91% para la detección de
sintomatología depresiva.
El tratamiento de la
depresión en el anciano conlleva
una serie de beneficios, por lo que la
edad no debe ser un factor limitante a la
hora de tratar un paciente con
depresión: mejora los
síntomas de la depresión,
mejoría, aceptación y
tolerancia al dolor en pacientes que
sufren enfermedades crónicas
asociadas, mejoría del estado
general de salud mental, físico y
social en consecuencia mejoría en
la calidad de vida y minimización
del deterioro de las funciones cognitivas.
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