Crece la cantidad de ancianos, pero no la de
geriatras
Por Rocío Tapia
Hernández, ElUniversal.mx
el 11 de junio
de 2012
México
La
entidad que concentra el mayor
número de adultos mayores en el
país es el Distrito Federal, con un
millón de personas. También
tiene una cifra importante de gente
centenaria, aproximadamente 800. En parte
se debe a una extensa gama de programas de
salud y al avance tecnológico
aplicado a estos servicios.
Mientras la esperanza de vida aumenta —el
promedio para la mujer es de 78
años y 73 para el hombre—, el
panorama médico se complica. La
proyección demográfica
muestra que para el año 2030 el
número de adultos mayores se
duplicará.
En edades avanzadas predominan las
enfermedades crónico degenerativas,
la gente presenta limitaciones
físicas, algunos sufren
síndrome de fragilidad, no pueden
comer, bañarse, transportarse por
sí mismos y los geriatras deben
atender a estas personas, pero hay
déficit de especialistas.
“Si no
se empieza a ver desde ahora, en unos
años la atención
será un problema grave. Hay que
tomar en cuenta que de los 75
años en adelante la gente tiene
más disfunciones y nuestros
hospitales no tienen mucha posibilidad
de atenderlos”, dice Pedro
Valdés, coordinador de Geriatría
del Instituto para la Atención de
los Adultos Mayores, del gobierno
capitalino.
El reto es convertir a esta
población en un activo social, que
no sean una carga familiar y
económica. La emergencia empuja a
una extensa capacitación
médica.
“La
atención no puede ser un asunto
de competencia exclusiva del
especialista porque en 15 años no
podremos tener el número
necesario de geriatras para un modelo de
amplia cobertura, como el
pediátrico. Es fundamental una
estrategia de formación
geriátrica para el conjunto de
los profesionales de la salud”,
dice Luis
Miguel Gutiérrez, director
del Instituto de Geriatría.
La carencia de especialistas rebasa el
ámbito local. A nivel nacional, el
Consejo Mexicano de Geriatría tiene
registro de unos 400 geriatras, aunque no
todos se han recertificado. Conforme a las
estimaciones de la Organización
Mundial de la Salud, en México
debería haber 10 veces más.
Entre las alternativas para contrarrestar
el problema se cuentan los diplomados en
gerontología clínica, el
énfasis está en la
prevención.
Víctor
Manuel Mendoza, director de la
Facultad de Estudios Superiores Zaragoza
de la UNAM, destaca la importancia de
preparar a los médicos en
atención clínica primaria, “formarlos en
el tema del envejecimiento activo para
evitar los problemas geriátricos”.
La idea es brindar conocimientos
básicos para mantener y recuperar
la funcionabilidad física, mental y
social del adulto mayor, que sea
autónomo el mayor tiempo posible.
“Urge
formar personal médico en
gerontología y estamos trabajando
en ello. No es que los hagamos
especialistas pero se les da
información con elementos
técnicos que contribuyen a
mejorar su desempeño”,
afirma Luis
Miguel Gutiérrez Robledo.
No hay exactitud en la cantidad de
geriatras que atienden a los capitalinos,
pero “son
pocos”, admite Valdés
Corchado. El director de la FES-Zaragoza
aclara, “alrededor
del 85% de la población de viejos
son ambulatorios, acuden al primer nivel
de atención médica, ellos
requieren la atención de un
gerontólogo clínico.
Sólo 3 ó 5% son
frágiles, pacientes
geriátricos que no puede valerse
por sí mismos. Es un porcentaje
reducido, pero si nos descuidamos se
incrementará”.
Discriminación
profesional
Uno de los mayores retos es despertar el
interés por la especialidad. “No nos damos
abasto, hay que aumentar el contingente
de geriatras”, dice Gutiérrez
Robledo. El reclutamiento se
dificultó porque la
geriatría era una subespecialidad
que implicaba seis años de estudio,
cuatro de medicina interna más
otros dos de la rama, “las plazas
quedaban vacantes por falta de
especialistas”, afirma el titular
del instituto, quien confía que la
entrada directa a la especialidad aumente
la demanda.
Los internistas optan por la
cardiología,
gastroenterología o
urología, antes que la
geriatría. Además de
paciencia, el geriatra debe tener una
motivación para conocer la
problemática social del adulto
mayor, “al
médico no le gusta mucho estudiar
para atender viejitos, es un
fenómeno mundial. A la misma
Francia, que tiene la mayor
atención a ancianos, le hacen
falta geriatras”, precisa Pedro
Valdés.
“Hay
quienes dicen ‘los viejos sólo
vienen a platicar’, les contestó:
‘escucharlos es salud. Les beneficia, se
sienten bien’”, afirma Mendoza
Núñez. El experto
universitario identifica la
discriminación: “hay cierto
rechazo a estudiar geriatría, los
jóvenes no quieren atender a los
viejos por un prejuicio social, no
quieren verse como viejos, no aceptan la
vejez como una etapa más de la
vida. Tenemos que erradicar los
estereotipos”.
De acuerdo con Gutiérrez Robledo
los jóvenes deben saber que la
geriatría representa una buena
oportunidad de desarrollo profesional. “Tiene mucho
porvenir, no sólo porque vaya
haber mucha gente mayor sino porque
entendemos cada vez mejor los mecanismos
que gobiernan el proceso de
envejecimiento y acrecentamos las
posibilidades de intervenir”.
Cuándo
ir a consulta
En Francia, a partir de los 18 años
empiezan a visitar al especialista.
Aquí se recomienda acercarse al
geriatra desde los 40. “Es la edad
en la que todavía tenemos
posibilidad de prevenir el desarrollo de
ciertas enfermedades y es posible
analizar qué problemas
específicos de salud pueden estar
bajo control desde el punto de vista
geriátrico”, explica Pedro
Valdés.
Entre más temprano se adopten
estilos de vida saludable mejor, porque
atender los problemas que surgen en la
adultez contribuye a resolver los del
envejecimiento.
Mendoza
Núñez recomienda
una alimentación adecuada,
ejercicio físico regular de baja
intensidad, buena autoestima, higiene
corporal y ambiental, higiene de
sueño, “no dormir bien genera problemas
de salud graves”.
La visita al geriatra no resulta
cómoda. “Hay un problema
idiosincrático, cuando uno dice
‘vamos a ver al médico que
atiende a gente grande’, la respuesta
es: ‘por qué, yo no estoy viejo’.
La problemática en
atención está relacionada
con la prevención y la
población no está
acostumbrada a ello”, dice el
titular del instituto capitalino.
Muchos acuden al médico general, a
él le toca determinar, según
la capacidad funcional del paciente, si lo
envía a otro nivel de
atención. “El viejo, aunque tengan alguna
enfermedad crónica, si
está controlado y es funcional,
desde el punto de vista
gerontológico, es sano”,
define el director de la FES-Zaragoza.
|