Las madres del ´baby boom´ viven ahora con 540 euros de media al mes en Catalunya
Jaume V.
Aroca, Lavanguardia.es
30 de Noviembre de 2008
España
Por qué razón mi madre no merece pasar P su tercera edad de una forma digna y tranquila? Sònia Pérez planteaba esta pregunta el pasado domingo en la sección de cartas de La Vanguardia.Como ella, muchos hijos del baby boom constatan ahora, en las dificultades que atraviesan sus progenitores, las deficiencias del sistema público de protección que debiera ampararles al final de sus vidas. Son la pobreza invisible de las ciudades.
El problema resulta particularmente grave en el caso de las mujeres viudas. El éxito del discurso de la igualdad, que abanderan progresistas y conservadores, parece haber borrado de la memoria colectiva las limitaciones que impuso el franquismo al trabajo femenino y el largo camino que debieron recorrer las mujeres antes de incorporarse con plenos derechos al mundo laboral. El problema es sencillo: sin trabajo no hay cotización y sin ella no hay pensión de jubilación.
De ese modo la sociedad da la espalda a una generación entera de mujeres que ha sufrido a lo largo de su vida una doble exclusión: en su juventud, del mundo del trabajo, y en su vejez, de un sistema de pensiones acorde con un país en el que vivir es caro.
"Somos las niñas de la guerra", dice con un cierto tono de resignación Maria Elvira Climent, del Col • lectiu pels Drets de les Dones Vídues de Catalunya, que este sábado ha celebrado su congreso en Terrassa: "Para nosotras todo en la vida ha sido difícil".
Mujeres mayores, viudas y que muy a menudo viven solas. La combinación de estos tres factores señala el perfil de uno de los grupos con mayor riesgo de caer en la pobreza excluyente, según coinciden todos los diagnósticos sociales de España. El último, el de la Fundación Foessa, vinculada a Cáritas.
Hay unas 340.000 mujeres viudas en Catalunya (tres millones en toda España). No todas viven en condiciones de pobreza. Algún estudio ha estimado ese contingente en el 30% de todo el colectivo. En cualquier caso, son muchas, como denuncia Màrius Cugat, presidente de la Federació d´Associacions de Gent Gran a Catalunya: "No estamos hablando de los habituales problemas de las personas mayores. En este caso hablamos de pobreza real, excluyente, severa, provocada por la propia Administración. Es un asunto que debe resolverse ya. Es una cuestión de dignidad".
La paradoja más llamativa que rodea las pensiones de viudedad en Catalunya - que paga el Estado, pero que podrían complementar las comunidades como sucede en el País Vasco-es que su valor está por debajo de los indicadores de referencia que el propio Parlament fijó para deslindar la frontera entre la inclusión y la exclusión social. Ni siquiera los incrementos de pensiones registrados en los últimos seis años han logrado corregir ese problema.
El indicador de la renta de suficiencia de Catalunya se sitúa en 552,4 euros al mes para el año 2008. La pensión media de viudedad en el caso de las mujeres se sitúa este mismo año en 540 euros al mes. Pero esa media tiende a reducirse a medida que la perceptora tiene más edad. En suma, la Administración retribuye por debajo de lo que, sobre el papel, considera inadmisible.
"Este ha de ser nuestro caballo de batalla, lograr que ninguna de las pensiones de viudedad que se perciben en Catalunya esté por debajo del indicador de suficiencia", sostiene Eva Granados, de la UGT. El sindicato mantiene ante los gobiernos central y autonómico una posición beligerante en esta cuestión.
El pasado mes de junio, el Congreso de los Diputados aprobó una proposición de ley del grupo parlamentario de CiU en la que se instaba al Gobierno a mejorar las pensiones de viudedad. No era la primera vez que el diputado de CiU Carles Campuzano defendía en la Cámara esa iniciativa. En esta ocasión, sin embargo, el temor a perder una de las primeras votaciones de la legislatura forzó al PSOE a votar a favor. En teoría ese acuerdo daba pie a la reforma legal que reclaman las viudas. Pero en paralelo el Gobierno ha convocado una nueva ronda del pacto de Toledo, el lugar donde partidos y sindicatos acordaron abordar todo lo relacionado con las pensiones. "El problema del pacto - advierte Campuzano-es que en la última ronda tardamos tres años en trasladar sus recomendaciones a las leyes".
Y no hay tiempo, advierte Màrius Cugat. "Esta generación vivirá 20 o 30 años más a lo sumo. O lo resolvemos ahora, o para siempre quedaremos en deuda con esa generación".
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