Crece la población anciana y Bolivia no está preparada
Correodelsur
16 de mayo de 2010
Bolivia
El anciano se debilita cada día, su vista se nubla, sus oídos se vuelven sordos, su fuerza física ya no es la misma, su corazón se resiente... Así es la realidad que amenaza a todo aquél que llega a viejo, ese grupo etáreo que en Bolivia está creciendo silenciosamente, y la sociedad, el Estado y hasta la propia familia no están preparados para garantizarle una calidad de vida.
De acuerdo con las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población de 60 y más años de edad estará próxima a duplicarse en diez años más, puesto que de los 537.452 que había el año 2000, en el 2020 esta cifra alcanzará a 1.007.155 personas, lo cual significa que se está registrando un envejecimiento paulatino de los habitantes.
El promedio de la población anciana en Bolivia es del 7%, aunque hay departamentos, como Potosí, donde bordea el 10% y provincias como Sud Carangas, de Oruro, donde el 20% de sus habitantes es mayor de 60 años. Santa Cruz figura como la región en la que más ha crecido su "ejército" de personas de la tercera edad.
De los 29.872 que caminaban sus calles de arena en 1976, el censo del 2001 reveló que esa cifra se triplicó a 94.551. Pero lo preocupante no es que los bolivianos nos estemos haciendo viejos, coinciden varios conocedores de la problemática de los ancianos.
Lo que alarma, dicen, es que ese crecimiento se topa con limitantes como la baja cobertura de los sistemas de salud, el escaso monto de las jubilaciones percibidas por los pocos que cuentan con tal protección, la contada presencia de hogares y asilos, el elevado costo de la asistencia de geriatras, el hecho de que el 46% de las personas mayores todavía tenga que trabajar para comer y la falta de voluntad de algunos hijos para atender a sus padres.
SE EXPULSA A ANCIANOS
Las personas mayores sobreviven en una sociedad que los expulsa y los recluye. El anciano dejó de ser aquella persona que era una especie de voz sabia para la población.
Ahora vivimos en un mundo en el que la rapidez es parte del juego y del que sólo los más jóvenes y fuertes pueden formar parte. Todo ello afecta a la autoestima de ellos porque están desvalorizados. Se les está pagando mal. Por parte de la gente adulta no hay una conciencia que permita recordar que los mayores entregaron sus fuerzas y que ahora, como ya no la tienen, aparentemente no sirven para nada. Eso es injusto.
Los mismos adultos no se dan cuenta de que ahora la sociedad hace que la ancianidad llegue antes de tiempo. Ahora, a los 45 años una persona ya es inútil para muchas empresas que contratan empleados cuya edad incluso no supera los 35 años.
Eso no ocurría en tiempos pasados. Aún hay tiempo para salvar a los ancianos de esta situación. Una compañía bien podría utilizarlos para que puedan enriquecer con sus conocimientos a los trabajadores más jóvenes.
ALGUNOS CONSEJOS
• Ser abuelos, tener tiempo para actividades de recreo y el trabajo voluntario son sólo algunos de los placeres de la vida en la tercera edad. La salud declinante - sea física o mental- evidentemente limita este placer y puede ejercer un impacto sobre su calidad de vida.
• La experiencia ha demostrado que el mantenimiento de la actividad física y el establecimiento de metas son puntos clave para mantener o mejorar la salud mental del adulto mayor.
• La buena nutrición, las oportunidades para interacciones sociales, el descanso suficiente, la administración apropiada de medicamentos y el cumplimiento con las citas relacionadas con la salud son apoyos importantes para el bienestar de la persona. Como miembro de la familia, el papel y las responsabilidades suyas pueden aumentar al proporcionar estas ayudas.
• Cuando se deban tomar decisiones en los meses o años venideros, el conocimiento de los deseos de su pariente o amigo le será de gran ayuda. Al reconocer y respetar sus preferencias, ayudamos a mantener la dignidad de cada etapa de la vida de la persona adulta mayor.
AUMENTAN SOLICITUDES EN ASILOS
La religiosa Francisca Muñoz, directora del Hogar de Ancianos Santa Cruz, arroja el dato de que cada día su institución recibe seis y a veces 12 solicitudes de aspirantes al asilo. Pero no todos pueden quedarse debido a que la capacidad del mismo tiene un límite y porque existen dos requisitos importantes.
Primero, que el anciano quiera quedarse por su propia voluntad y, segundo, que preferentemente no padezca de demencia senil avanzada, puesto que ello puede perturbar la tranquilidad de los 183 habitantes del hogar. "Hay que caminar mucho para darles una vida digna. Nosotros vivimos de la ayuda de los demás".
Esos difíciles momentos también los sufre Estela Díez Díez, la mujer, de 77 años, que cocina, asea, inyecta medicamentos y, cuando la situación lo obliga, acompaña hasta su última morada a los ancianos que mueren en el hogar Dios nos Ilumina, del que ella es su fundadora.
"Hay días en que tenemos más de cinco solicitudes de ingreso. Muchos de los postulantes no tienen a nadie. Pero aquí sólo caben 23 camas. Cuando se enferman los llevamos al seguro que cubre emergencias y operaciones para los ancianos, pero a veces no tiene los remedios que exige la edad", señaló.
El Seguro de Vejez, disponible para los mayores de 60 años, y la renta Dignidad (que consiste en un bono mensual de Bs 200), son los dos productos estrella que el Estado tiene para las personas de la tercera edad.
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