Trabajadores del sector público en huelga
interrumpieron el martes los servicios de transporte en Francia y
grupos de manifestantes incendiaron autos, mientras los opositores
de la impopular reforma al sistema de pensiones del Gobierno
intentaban frenar su aprobación.
Trabajadores de refinerías, personal de aeropuertos, conductores de
autobuses y trenes, profesores, carteros y los choferes de camiones
blindados que abastecen cajeros realizaron la sexta jornada de
huelga contra el plan de Sarkozy de retrasar la edad de jubilación
de 60 a 62 años, informó Reuters.
El presidente Nicolas Sarkozy llamó a la moderación, mientras en
la ciudad sureña de Lyon los manifestantes incendiaron autos y potes
de basura, usaron sillas de cafeterías para romper vidrieras de
tiendas y bancos y saquearon negocios.
La policía usó gases lacrimógenos para dispersar las protestas en
el suburbio parisino de Nanterre. En la localidad de Mantes-la-Jolie,
los manifestantes quemaron o dieron vuelta vehículos, reportaron
los medios franceses.
Esta semana será crítica para la reforma insignia de Sarkozy, que
el Gobierno de centroderecha dice es vital para controlar un enorme
déficit en el sistema jubilatorio.
La mayoría de los franceses se resisten al plan de elevar la edad
de jubilación mínima y completa en dos años a 62 y 67,
respectivamente, y los sindicatos quieren participar en el debate de
la reforma.
"Quiero vivir mi jubilación", dice un cartel distribuido
por el sindicato CGT.
La mayoría de los analistas esperan que la legislación sea
aprobada en días y que las protestas queden en la nada. Pero los
influyentes sindicatos franceses, que vencieron reformas laborales y
a las pensiones en 1995 y el 2006, dicen que presionarán cueste lo
que cueste.
LLAMADO A LA CALMA
"La calle tiene poder y puede ser más poderosa que el Gobierno",
dijo Olivier Besancenot, un prominente opositor trotskista de
Sarkozy y líder del Nuevo Partido Anticapitalista, en Radio Monte
Carlo.
El desabastecimiento de gasolina y diesel afectaba a los
automovilistas al entrar las refinerías en su octavo día de huelga,
aunque el primer ministro, Francois Fillon, dijo al Parlamento que
la distribución debería normalizarse dentro de cuatro o cinco días,
luego de tomar medidas para desbloquear el suministro.
El riesgo de que jóvenes manifestantes se vuelvan violentos era la
principal preocupación de las autoridades.
"Apelo a la responsabilidad de todos los involucrados para
garantizar que las cosas no sobrepasen ciertos límites", dijo
Sarkozy, que se reunía el martes con sus homólogos de Rusia y
Alemania en la localidad turística francesa de Deauville.
La ministra de Justicia, Michele Alliot-Marie, dijo a la radio
Europe 1 que la situación no era una crisis, pero advirtió a los
manifestantes de que "el derecho a manifestarse no significa
derecho a destrozar cosas".
Manifestantes incendiaron coches e hicieron barricadas cerca de París
el lunes y quemaron un colegio de Le Mans, en el oeste de Francia,
en la madrugada del martes.
Unos 300 estudiantes secundarios montaron barricadas el martes en
las céntricas plazas de la República y la Bastilla.
Casi la mitad de los servicios ferroviarios franceses estaban
cortados y entre el 30 y el 50 por ciento de los vuelos no despegó,
pero el servicio de metro en París y el Eurostar circulaban
normalmente.
Total dijo que un cuarto de sus 4.000 estaciones de servicio en
Francia habían sufrido desabastecimiento como resultado de una
semana de huelgas en refinerías, bloqueos en depósitos y protestas
no relacionadas en puertos petroleros.
Otros cientos de establecimientos se veían afectados, pero un
portavoz de Exxon Mobil Corp <XOM.N> dijo que las entregas de
combustible proveniente de reservas estratégicas estaban subsanando
la escasez en las gasolineras.