Mujer, pensionista y pobre
Escrito por Elena Mengual, El Mundo
21 de Abril del
2012
Europa
Ilustración: Luis
Parejo
Una de cada cinco
mujeres de la Unión Europea se encuentra en
situación de pobreza. Oficialmente. Si el
cálculo se realizara por ingresos
individuales en lugar de familiares, la
proporción se elevaría hasta el 36%,
frente al 11% de los hombres, según datos
de la Comisión Europea.
Una 'brecha' de género que refleja las desigualdades
acumuladas a lo largo de toda la vida, y que se
agrava conforme se cumplen años,
convirtiéndose en una amenaza real para las
mujeres de mayor edad. A menudo sus pensiones son
bajas y se derivan de su estado civil. En
los casos en que perciben prestación por
sus años de trabajo, ésta suele ser
inferior a la de los hombres, por varios factores:
la diferencia salarial, la interrupción o
cese de la carrera laboral para cuidar
de los hijos (o familiares enfermos o mayores) y
una mayor tendencia a desempeñar trabajos
de media jornada
para poder conciliar.
"La desigualdad en las retribuciones tiene otro
problema añadido, y es que se
perpetúa. Es una bomba de relojería
que no se desactiva, y puede ser cada vez peor,
porque tener un
salario más bajo implica tener una
prestación por desempleo y una
pensión de jubilación más
baja", según explica la
eurodiputada holandesa Ria Oomen-Ruijtenj.
Además, las mujeres viven solas con
más frecuencia al ser mayor su esperanza de vida.
Cuanto más largo es el periodo durante el
que se vive en situación de pobreza, mayor
es el riesgo de desembocar en un "estado de
privación económica y
exclusión social permanente", alerta la
Comisión Europea.
"La desigualdad en las retribuciones tiene otro
problema añadido, y es que se
perpetúa. Es una bomba de relojería
que no se desactiva"
"Estamos ante una situación inaceptable",
considera Roberta Angelilli, vicepresidenta del
Parlamento Europeo. "Las mujeres son más
del 60% de los titulados universitarios en Europa,
están más preparadas y mejor
formadas, pero sufren más dificultades para
acceder al mundo laboral, y a esto se le
añade después que, cuando se
jubilan, perciben una retribución menor. Es una
discriminación constante".
La brecha
perpetua
Esa brecha salarial no viene dada
únicamente por las diferencias de sueldo
entre mujeres y hombres que realizan un mismo
trabajo. También porque las mujeres son
más proclives a realizar trabajos a tiempo
parcial -en Alemania, los tan mentados
'minijobs' son mayoritariamente ocupados por
mujeres- y a solicitar excedencias para cuidar de los hijos.
Y por otro factor: los sectores o empleos
'feminizados' tienden a estar peor pagados y a
tener menor proyección. Trabajos
considerados de mujeres, como cuidadora de
niños o ancianos, están peor
remunerados que los típicamente masculinos,
como albañil o mecánico de coches. Y
los sectores 'masculinizados' -ingeniería o
finanzas, por ejemplo- tienen más
proyección y prestigio.
Una situación que se ha visto agravada por
la crisis
económica, que ha hecho
desaparecer parte de las políticas de
inserción laboral de la mujer y en favor de
la igualdad. Por ejemplo, en España, la reforma laboral ha
eliminado la bonificación que
percibían las empresas que reincorporaban a
mujeres en los cuatro años posteriores a la
maternidad, al derogar el artículo 4.2 de
la Ley 43/2006, de 29 de diciembre.
Si bien las instituciones son conscientes del
problema, y, periódicamente -especialmente
cada 8 de marzo- hacen llamamientos para cambiar
la situación, lo cierto es que la crisis y
el debate en torno a la viabilidad del Estado de
Bienestar "las
han hecho pasar a segundo término", como
reconoce la eurodiputada griega Rodi
Kratsa-Tsagaropoulou.
Además, las medidas promovidas por los
gobiernos para combatir la crisis se han dirigido "a
sectores económicos que emplean
mayoritariamente a hombres
(construcción, industria del
automóvil...), mientras que los
demás sectores de la economía, que
emplean más bien a mujeres, son ignorados
(pequeño comercio, servicios)",
según informes del Parlamento Europeo.
Se está valorando que el tiempo dedicado a
la familia se considere para el cálculo de
las pensiones
Esto, sumado a los
recortes presupuestarios en el sector
público, que presenta una elevada
proporción de mujeres empleadas en los
sectores educativo, sanitario y de servicios
sociales, incrementarán las cifras
de desempleo femenino, lo que agravará
aún más la situación de la
mujer mayor.
A lo que se une el problema del envejecimiento de la
población, más importante
aún en el caso de España. La
eurodiputada Ria Oomen-Ruijten recuerda que
actualmente en la UE por cada pensionista hay
cuatro trabajadores en activo. Pronto serán
dos. En España esto ya es así.
"Necesitamos que las mujeres entren en el mercado
laboral, si no, el sistema de pensiones se
hundirá", afirma. "De lo contrario,
habrá más tensiones en nuestros
sistemas de Bienestar".
Soluciones
Según Claudia Menne, responsable de
igualdad de género de la
Confederación Europea de Sindicatos, las
pensiones de las mujeres son hasta un 50%
más bajas que las de los hombres en la UE.
"Las mujeres ganan un 17% menos que los hombres,
trabajan más a tiempo parcial y cogen
más permisos sin sueldo". Por eso, propone
que el tiempo
dedicado a la familia compute para el
cálculo de las pensiones.
En ese dirección va la propuesta de la
Comisión de Igualdad de Oportunidades a la
Comisión Europea, que ha pedido que se
contemple la posibilidad de que las interrupciones
para el cuidado de hijos o personas dependientes
coticen de cara a las pensiones futuras. En
España actualmente se computan 112 días de
cotización por cada hijo.
Loes Van Embden Andres, líder de la
confederación empresarial Businesseurope,
apuesta por que las mujeres "trabajen más",
y se incentive
que sean los hombres los que se tomen esas bajas
sin sueldo. Algo que Menne considera
difícil, "dado que no hay trabajo" y que
"sólo entre el 25 y el 30% de las empresas
están dispuestas a contratar a mujeres
mayores de 55 años".
"Sólo entre el 25 y el 30% de las empresas
están dispuestas a contratar a mujeres
mayores de 55 años"
La solución al problema podría pasar
también por modificar el horario escolar,
de modo que favorezca la conciliación y no
condene a la mujer a las medias jornadas.
Según la socióloga británica
Catherine Hakim, "debería cubrir los 12
meses del año, y ofrecer horarios
más largos, lo que ayudaría a los
padres y tendría un impacto concreto en
trabajos a tiempo parcial".
La eurodiputada de Los Verdes, Marije Cornelissen
lanzó en el Parlamento Europeo una
propuesta tan audaz como utópica: que los hombres
paguen la diferencia salarial y revierta en las
mujeres, a través de una especie de
"impuesto solidario".
Casos
prácticos
Caso
paradigmático es el de MARÍA
ARRIBAS, a punto de jubilarse. Empezó a
trabajar en 1967 en una fábrica. Dos
años después se incorporó
como maestra a un colegio privado de Madrid,
donde no le dieron de alta en la Seguridad
Social hasta pasados unos años. En total,
tenía cinco cotizados cuando
decidió dejar de trabajar para dedicarse
al cuidado de sus hijos, en 1976.
Cumplidos los
40, decidió reincorporarse al mercado
laboral, "porque quería, y de cara a
tener una jubilación". Así que se
presentó a las oposiciones de
Educación Primaria, y trabajó de
forma intermitente durante varios años,
alternando la actividad con periodos en paro. En
2000 consiguió hacerlo con continuidad,
aunque siempre como interina, hasta que
cumplió los 62.
"Tenía
que examinarme de nuevo para que me mantuvieran
la nota, y pensé que no podía
estar así toda la vida, y menos con 62
años, así que no me
presenté. Y claro, no me han vuelto a
llamar". Una vez agotados 22 meses de paro que
le correspondían, le concedieron un
subsidio de 426 euros, con el que no
podría vivir si no fuera por sus ahorros
y, sobre todo, la pensión que percibe su
marido.
En julio
cumplirá 65 y será entonces cuando
sepa cuánto cobrará de
pensión por sus 19 años cotizados
(trabajados son más) más los siete
meses que le corresponden por sus dos hijos.
"Calculo que se me quedará en unos mil
euros, espero que no cambie nada de aquí
a julio". Una pensión 'decente' comparada
con muchos salarios percibidos por
población activa. Pero una pensión
asimismo muy alejada de los 2.500 euros que
cobra su marido, quien continuó
trabajando mientras ella se ocupaba de criar a
los niños, y que ha acumulado 40
años de cotización.
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INMACULADA
MARTÍNEZ también decidió
dejar de trabajar y dedicarse al cuidado de sus
hijos. Lo hizo tras prestar servicio durante 13
años en una constructora y en una empresa
de máquinas tragaperras. Con 51
años, decidió buscar trabajo, con
idea de acumular años de
cotización suficientes para percibir una
pensión que complete la de su marido.
Tardó
tres años en conseguir un empleo,
haciendo sustituciones como limpiadora en un
hospital. Cubrió durante tres años
una baja, hasta que la plaza desapareció.
A partir de ahí, ha estado alternando
sustituciones en periodos vacacionales con el
desempleo. A punto de cumplir los 60, acaba de
presentarse a un examen para obtener plaza,
puesto que "desde la aprobación de la
reforma laboral se ha aumentado el horario de
los trabajadores fijos, de modo que se contrata
a menos gente". De hecho, no la han vuelto a
llamar.
(*) Los datos
del reportaje están basados en las
Jornada 'Equal Pay for Equal Work' organizadas
por el Parlamento Europeo, en informes de la
Comisión Europea y datos de Eurostat y de
la Seguridad Social.
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