Aunque el mundo rural leonés no viva su mejor momento histórico, el dato de que hace ya casi un cuarto de siglo que no se declara oficialmente un pueblo abandonado es un dato que invita a la esperanza de que, al menos, no se está yendo a peor. La despoblación y el envejecimiento de la provincia de León son hechos inevitables por la propia dinámica de la sociedad, que tiende a concentrarse en grandes aglomeraciones urbanas. Algunas comarcas viven esa cruda realidad sin apenas margen, con una población que en algunas ocasiones rebasa los 70 años de edad de media. Sin embargo, en este caso, es necesario ver la botella medio llena. Medio llena en el sentido de que hoy la mayoría de los pueblos cuentan con todas las infraestructuras necesarias y las vías de comunicación no son las mismas que hace 20 años. Se ha avanzado y de qué manera para, al menos, ofrecer las mismas posibilidades a una población que, pese a todo, opta casi siempre por irse a la ciudad. ¿Podrá mantener León en el horizonte de dos décadas los mismos pueblos que hoy? La respuesta es muy compleja. Compleja porque la población rural va a menos por su propia pirámide poblacional. Por otra parte, hay también una reflexión pendiente sobre los pequeños ayuntamientos y sus posibilidades de gestión sin apenas fondos económicos. Más pronto que tarde será necesario abordar en serio en esta provincia una concentración de municipios para dar mejores servicios públicos. El panorama debe ser, sin embargo optimista, porque León es una provincia con un gran desarrollo del turismo llamado de interior, y eso genera puestos de trabajo en el medio rural, y por nuevas posibilidades que se abren en algunas zonas por los regadíos y la pequeña industria agroalimentaria. Aunque sólo sea por su gran extensión, León no puede renunciar a su medio rural como se ha hecho en otras provincias, como Valladolid, donde más del 60% de la población vive en la capital. Y un dato más. En los pueblos de León se suceden las rehabilitaciones de viviendas. Puede que en unos años muchas pequeñas localidades abran en fin de semana y cierren de lunes a jueves. Cuando se habla de polémicas como las Directrices de Ordenación del Territorio, las famosas DOT, se está hablando de su medio rural. Por eso no se puede tomar a broma, ni politizar en exceso, una demanda tan importante para el futuro de buena parte de León.
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