La lucha contra el aislamiento de las personas mayores es el objetivo del programa de apoyo psicológico puesto en marcha por el Concello de Amoeiro. Noventa participantes redescubren así el poder terapéutico de la risa y de la conversación.
Dispersión y envejecimiento poblacional. Dos ingredientes básicos en el rural ourensano que acarrean situaciones muy complicadas para las personas mayores. Depresión, ansiedad y estados de tristeza se ceban con quienes se han pasado la vida trabajando, mayoritariamente en el campo. Quedarse solo, habitualmente por enviudar, provoca el peor de los males: perder las ganas de salir de casa.
En el Concello de Amoeiro desarrollan desde el pasado año un programa de apoyo psicológico pionero y adaptado a la realidad rural del municipio. El alcalde, Rafael Rodríguez Vilariño, psicólogo de profesión, lo tuvo claro desde el principio: ‘A idea é evitar o aillamento e superar o desánimo e os sentimentos negativos’. De hecho, de las 2.400 personas que residen en Amoeiro, más de 200 mayores de 65 años viven solos.
La psicóloga Sera Lamas se desplaza cada día a una de las ocho parroquias participantes en este programa. Allí le esperan grupos de entre 10 y 15 personas mayores de 65 años para participar en su particular ‘recreo’. Juegos, dramatizaciones (teatralizan situaciones cotidianas para aprender a evitar aspectos como la agresividad), ejercicios para mantener la memoria ágil y despierta y actividades para potenciar las habilidades sociales ocupan la hora de cada sesión. Eso sí, cuando toca ‘risoterapia’, la fiesta está asegurada: todos los participantes adoran esta terapia a base de carcajadas.
Tanto Sera Lamas como María Mora (responsable del programa el año pasado) recalcan que aunque al principio la reticencia es el enemigo a batir, ‘con la primera sesión se enganchan todos’. Al fin y al cabo, supone una vía de escape a la rutina en el rural, ‘una alegría para personas que se han pasado la vida viviendo para los demás, y ahora aprenden a pensar en ellos mismos’, comentan ambas.
Empíricamente el programa funciona, más allá del entusiasmo con el que acuden los mayores. El año pasado, los participantes realizaron tests para medir sus niveles de ansiedad y depresión al inicio de las sesiones. Los exámenes realizados al finalizar esta iniciativa, apoyada por la anterior Xunta, indicaron que el 60% mejoraron sus niveles y el 40% los mantuvieron, es decir, que no
empeoraron.
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