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El envejecimiento de la población plantea interrogantes en el sistema de seguridad social

Por Ana Vainman, www.elargentino.com 


18 de agosto de 2009

 

Argentina

El envejecimiento de la población genera problemas en el sistema 

 

El sistema de seguridad social es superavitario. Por ahora. La preocupación de que se caiga en un desfinanciamiento ya no es tan lejana. 
Y este temor surge de varios factores. Por un lado, como en la mayoría de las sociedades, la Argentina tiende al envejecimiento de su población y eso significa menos personas económicamente activas –que son quienes aportan a la seguridad social– y más personas de la clase pasiva –que son las destinatarias de los recursos de ese sistema–.

Por otro lado, la coyuntura económica puede traducirse en que a la Anses le lleguen menos ingresos. Esto es, si el desempleo aumentase como consecuencia de la crisis financiera internacional –algunos especialistas hablan de una desocupación cercana al 10% hacia fin de año– y la informalidad laboral –hoy alcanza a alrededor del 40% de los trabajadores– se profundizara, habría muchos menos aportes a la seguridad social. 

CUESTIÓN DEMOGRÁFICA 
Los mayores de 65 son el 14% de la población total del país según los últimos datos disponibles del Censo 2001. Esta cifra equivale a unos 5 millones de personas. La población económicamente activa de este sector llega al 15%; los jubilados y pensionados suman el 70 por ciento. 

Pero esta asimetría se profundiza en algunos casos. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires ya son más los mayores de 70 años (360.000) que los menores de 10 (330.000). Y si se cuentan los mayores de 60, la proporción es exactamente el doble.

En la misma línea, la expectativa de vida es cada vez mayor: en 1909 un porteño aspiraba a vivir tan sólo 48 años; hoy, 76. 

Si se tiene en cuenta que cada vez se vive más y que los mayores de 60 años duplican a los a los menores de 10, se impone la duda sobre si es posible sostener un sistema con tantos adultos que viven décadas luego de jubilarse.
Es que hoy en día no puede pasarse por alto que el envejecimiento de la población puede contribuir a profundizar los problemas económicos, fiscales y previsionales. 

La sustentabilidad del sistema de seguridad social, ante esta realidad, corre peligro. El debate, entonces, es necesario. 

SITUACIÓN
 “En comparación con América latina, la Argentina inició muy temprano el proceso de transición demográfica y la Ciudad de Buenos Aires encabeza este proceso, con un envejecimiento poblacional similar al de ciudades de Europa, Oriente y América del Norte”, indicó Claudio Romero, subsecretario de Tercera Edad de la Ciudad. 

Romero agregó: “El 22% de sus habitantes tiene más de 60 años. El 37% de los mayores superan los 75”. 

Para algunos analistas, la relación entre población activa y pasiva cambia porque la gente trabaja más años que en el pasado porque se extendió el momento de la jubilación en proporciones similares a lo que aumentó la esperanza de vida. En esa línea, algunos países avanzados quieren llevar el retiro laboral a 68 y hasta los 70 años, pero en la Argentina, por el momento, esa posibilidad está lejos.

Especialistas en seguridad social del Poder Ejecutivo reconocieron a Buenos Aires Económico que, si bien se están revisando constantemente las estadísticas laborales y previsionales y hay preocupación por el envejecimiento de la población, no está previsto modificar la edad jubilatoria, al menos por ahora. Hoy, para la mayoría de las actividades de la economía, las mujeres pueden jubilarse a los 60 y los hombres a los 65 años, si cuentan con un mínimo de treinta años de aportes. 

INFORMALIDAD Y DESEMPLEO
Respecto de la reducción de aportantes a la seguridad social, son muchas las voces que dan alerta.

Por ejemplo, SEL Consultores, la consultora que dirige el economista Ernesto Kritz, realizó una encuesta en mayo pasado que arrojó que el desempleo en el área metropolitana es de alrededor del 10,5 por ciento. En los partidos del conurbano la tasa alcanza 12,3% (unas 570.000 personas), aunque con una fuerte heterogeneidad entre cordones. 

Asimismo, la encuesta del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, dada a conocer en agosto, indicó que un 53% de los encuestados no contribuían a la seguridad social, 2 puntos por arriba del índice relevado en el 2008. 

Es por eso que si hay crecimiento del desempleo y de la informalidad laboral, una de las consecuencias más graves en el mediano y el largo plazo será la baja en los ingresos de la Anses, con el posterior riesgo de caer en el desfinanciamiento de la seguridad social. 

AUMENTO A JUBILADOS 
El viernes se informó que alrededor de 5,4 millones de jubilados y pensionados recibirán a partir de septiembre un aumento del 7,34% en sus haberes, en cumplimiento de la Ley de Movilidad. 

El aumento fue anunciado por los ministros de Trabajo, Carlos Tomada, y de Economía, Amado Boudou, y por el director ejecutivo de la ANSES, Diego Bossio. 

A partir de este incremento, el haber mínimo de los jubilados alcanzará a los $827,23, desde los $770,66 que cobraban hasta agosto. 

Para quienes reciben los $45 de subsidios del PAMI, la asignación alcanzará los 872,23 pesos. 

“Ninguna variable ha crecido tanto como las jubilaciones” desde el 2003. Fueron quince aumentos consecutivos. “¿Es éste [dinero] suficiente? Seguro que no, pero seguimos trabajando”, enfatizó Boudou.


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