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La teleasistencia llega ya a 51.000 ancianos, aunque crece la lista de espera

El Economista

12 de agosto de 2011

España


El servicio de teleasistencia en Barcelona llega ya a 51.000 ancianos, aunque la lista de espera, con 4.900 personas, crece de forma paralela a la gran demanda por este servicio, que da una mayor autonomía a los ancianos e incorpora avances tecnológicos como sensores de gas, de humo y de pasividad.

En declaraciones a los periodistas tras visitar la central donde se gestionan las alertas, la alcaldesa accidental de Barcelona, Maite Fandos, ha destacado que durante el primer semestre de este año el número de ancianos conectados al servicio de teleasistencia ha crecido un 10%, por lo que ya son 51.006 las personas atendidas.

No obstante, como cada vez hay más demanda, también crece la lista de espera, en la que hay actualmente unas 4.900 personas.

El director de servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona, Lluis Batlle, ha aclarado que las nuevas incorporaciones al sistema se hacen en función de la antigüedad en las listas de espera, aunque hay excepciones para los casos urgentes de ancianos en situación de especial vulnerabilidad por casos como que estén solos o que se caigan frecuentemente.

Los ancianos que están inscritos al servicio de teleasistencia -que en su mayoría son mujeres con una edad media de 83 años-, llevan un collar con una alarma que les permite ponerse en contacto inmediato con la central, donde una cincuentena de personas atienden las llamadas las 24 horas del día todos los días del año.

Al recibir la alerta, los técnicos de la central se ponen en contacto con la anciana para ver qué le ocurre y, en función de la gravedad, avisan a sus familiares y a los servicios de emergencia.

Además de las llamadas efectuadas por los ancianos con sus alarmas, este año se está experimentado con nuevos dispositivos periféricos, instalados en el domicilio de los usuarios, como detectores de gas (hay 156), de butano (17) y de fuego y humo (21), que avisan directamente a la central.

Otros de estos nuevos mecanismos que se están experimentando son un dispositivo de apertura de puerta de la nevera, que permite comprobar si los ancianos están días sin comer (hay 14), o una pulsera de la pasividad (hay 4) que controla la ausencia de movimiento de la persona.

Asimismo, a algunos ancianos con problemas de oído o de habla se les ha facilitado de forma experimental una especie de teléfono táctil donde pueden enviar y recibir mensajes de texto en caso de emergencia.

El servicio de teleasistencia asegura además un seguimiento periódico de los usuarios, a través de llamadas efectuadas desde la propia central para hacer recordatorios sobre la medicación o también para que los ancianos no se sientan solos y felicitarles por ejemplo por su cumpleaños.

De esta forma, según ha destacado Fandos, la teleasistencia permite dar autonomía a los ancianos, darles tranquilidad a ellos y a sus familiares en caso de emergencia y acompañarles desde la distancia en los casos en los que pasan muchas horas solos.

En el edificio de la central de alarmas -que gestiona una empresa que ganó el concurso de adjudicación municipal- hay una habitación, custodiada con alarma, con las llaves de todas las casas de las personas inscritas al servicio, por si hay que acudir en caso de emergencia.

El servicio de teleasistencia en Barcelona tiene un presupuesto este año de 10,4 millones de euros -un 17,7% más que el año anterior-, de los que 6,5 millones son aportados por el Ayuntamiento de la capital catalana y los 3,9 restantes por el IMSERSO.

Según los datos aportados por Fandos, el 54,9% de los usuarios viven solos, el 38% con su pareja y el 6% con más de una persona, mientras que la gran mayoría (el 75%) son mujeres.

Aunque entre los usuarios hay casi 1.600 personas de menos de 64 años -en su mayoría con alguna invalidez-, la edad media de los ancianos que reciben el servicio se eleva hasta los 83 años, porque algo más de 30.000 de los 51.000 usuarios tienen más de 80 años de edad.

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